SIGMADIEZ

Dolor y sufrimiento, cambia tu mente

El siguiente artículo es un fragmento de mi libro El día que el mundo cambió

La realidad que vivimos cada día está dominada por la emoción del miedo y mientras los seres humanos se sigan aferrando a su ego, ese cambio no tendrá un efecto a nivel global.

El ego es un concepto difícil de entender y por eso a lo largo de la historia se le ha intentado dar una definición satisfactoria. Kant lo entendió como una entidad donde se incluía cada representación mental que la persona llevaba a cabo. Para Sartre era una parte más de la conciencia. Para Freud el ego era la representación de la realidad y la razón. Quien controla las pulsiones del ello intentando satisfacerlo de un modo socialmente apropiado.

Si el ego nos domina, la opinión que tenemos nosotros mismos está distorsionada, el verdadero yo se aleja y la tarea de conocerse a uno mismo se complica. En este estado nos creemos superiores y no vemos la realidad tal y como es. En muchos casos, la consecuencia de esto suele ser un comportamiento con tendencia al narcisismo y al egoísmo.

Para ilustrar esto con un ejemplo, voy a recurrir a uno de los autócratas con el ego más desmedido que ha sufrido la humanidad. Si tuviera que describir todos los episodios en los que el ruso Iósif Stalin se dejó dominar por su ego, probablemente saldría un libro con varios volúmenes, pero hay uno en concreto muy revelador, ya que supuso su propia muerte.

Meses antes de su muerte, Stalin se había inventado una enorme conspiración internacional que relacionaba a los judíos soviéticos de la profesión médica, la organización del partido de Leningrado, la MGB y el Ejército Rojo con Israel y Estados unidos. Esta invención de su mente se saldó con cientos de médicos y funcionarios del MGB arrestados y torturados para arrancarle confesiones que no existían en realidad.

En plena histeria colectiva, Stalin sufrió un ataque al corazón que lo mantuvo inconsciente durante cinco  días antes de morir. Se podría haber salvado si los médicos lo hubieran atendido el primer día, pero tras la Conspiración de los Médicos ninguno se atrevió a tomar la iniciativa. El propio médico de Stalin fue torturado por decir que el líder debería descansar. Si el tirano despertaba del coma y veía médicos a su alrededor, podría considerar eso una grave deslealtad. [x]Por este hecho, murió solo en su habitación. Su ego no le dejaba ver más allá de su autoimpuesta grandeza y por ello eliminaba todo aquello que le llevaba mínimamente la contraria.

Toda persona tiene a su alrededor una serie de obstáculos que intentan constantemente limitar su pensamiento y por lo tanto, su libertad. Nos limita la patria, que nos separa de los demás pueblos. Nos limita el idioma restringiéndonos el pensamiento. Nos limita la religión que nos impide entender la fe ajena. Nos limita el carácter con un sinfín de prejuicios. El aislamiento es casi inevitable. No se comprenden los pueblos, ni las razas, ni las confesiones, ni los individuos porque todos están aislados y solo experimentan por separado una parte de la vida. Una parte de la realidad que cada uno considera como cierta. 

Sin embargo con la observación de la mente estamos cambiando esto. Si aprendemos a pensar,  estaremos ejercitando un cierto control sobre qué  y cómo hacerlo.   Cuanto más conocimiento adquiramos, más apriscos de la mente estaremos eliminando y menos nos identificaremos con ese ego perverso.

La mente contemplativa, al contrario que la egotista,  nos dice que respetemos  a las otras criaturas incluso de insectos o criaturas que no nos gustan. Aunque estas criaturas estén molestándome, tienen derecho a vivir. Así es la mente humana cuando reflexiona y lo mismo se aplica a los estados mentales desagradables. [xi]

La emoción, que constituye sufrimiento, deja de serlo tan pronto como  nos formamos una idea clara y precisa del mismo, dice Spinoza[xii]. Cuando al individuo le embarga una emoción negativa, el primer impulso es identificarse con ella y dejarse llevar. El camino debe ser todo lo contrario. En lugar de enfadarte obsérvate. Observa cómo se acelera el pulso, cómo se activa el sistema nervioso simpático  y cómo el elefante lo único que quiere es ponerse a dar trompazos a diestro y siniestro sin tener en cuenta las órdenes del jinete.[xiii] Observa todo eso y tómate tu tiempo para actuar.

El dolor es una reacción natural del cuerpo ante un suceso inesperado y molesto y desagradable. Si fallece un ser querido o si nos quedamos sin trabajo, es normal sentir cierto dolor. Este dolor muchas veces supone un  aprendizaje personal, algo legítimo y necesario para vivir. Desde el mismo momento en el que estamos expuestos a la vida, tenemos que aceptar que el dolor nos puede llegar en cualquier momento, lo queramos o no.  

En cambio, el sufrimiento es un estado que nosotros creamos como una resistencia a ese dolor. Sufrimos por lo que ha ocurrido o por lo que ocurrirá en el futuro. Sufrimos por nuestra interpretación de la vida, muchas veces distorsionando la realidad. Nos resistimos a aceptar el aprendizaje que nos deja el dolor aferrándonos a nuestras emociones negativas y eso hace que el sufrimiento pueda durar toda la vida, aunque el hecho que lo provocó ya haya pasado.

Schopenahuer, que iba un poco más allá,  postulaba que el conjunto de la existencia humana apunta al sufrimiento como verdadero rasgo determinante de la misma.[xiv]

Cuando nos sumimos en el sufrimiento, nos ponemos rápidamente en la posición de víctima. Sentimos que la vida no nos da lo que merecemos, nos sentimos débiles, impotentes o  echamos la culpa a otras personas de lo que nos pasa. Sufrir es más fácil que actuar, diría Bert Helliger

Séneca distinguía muy bien entre dolor y sufrimiento cuando  decía lo siguiente: Considera cuán vehementes son los sentimientos de los animales y sin embargo, cuán cortos. Cuando la fiera ha vuelto algunas veces a su guarida despoblada por el cazador, y siguiendo los rastros de sus cachorros, ha recorrido el bosque, en muy poco tiempo extingue su rabia.  Las aves lanzan agudos fritos alrededor de su despojado nido y en pocos momentos después se calman y emprenden el acostumbrado vuelo. Ningún animal lamenta por mucho tiempo la pérdida de sus hijos, si no es el hombre, que ayuda a su dolor, no siendo su aflicción como la experimenta sino como se la propone. […] El fuego quemará a todos, el hierro tendrá sobre todos los cuerpos su propiedad de cortar. Pero la pobreza, el luto o la ambición impresionan a unos y a otros según influye en ellos  la costumbre, haciéndonos débiles y cobardes.[xv]

Se suele atribuir a Nietzsche la frase lo que no te mata te hace más fuerte, aunque en realidad es una adaptación de la frase original: lo que no te mata te hiere de gravedad y te deja tan apaleado, que luego aceptas cualquier maltrato y te dices a ti mismo que eso te fortalece. [xvi] Por eso, la frase adaptada es solo es una verdad a medias. Para poder salir fortalecido de un hecho traumático  sin racionalizarlo es necesario un proceso paralelo de reflexión y aprendizaje que le otorgue sentido. Es necesario actuar y para ello debemos abrirnos al dolor, aceptarlo, expresarlo a otras personas si hace falta.

Muchas veces el dolor no es opcional, porque forma parte de la condición humana, pero es esa mente dualista la que crea el sufrimiento.

Los budistas utilizan la palabra dukkha para referirse a este sufrimiento, que significa incapaz de satisfacer. Algo que siempre está cambiando, incapaz de llenarnos completamente.[xvii] Ese sufrimiento que, empujaba a Miguel Ángel a un profundo estado de depresión continua y que, como veremos, el mismo efecto le producía al alemán Nietzsche.

***

El ego también tiene una relación directa con la felicidad. Filósofos, sacerdotes y poetas han tratado durante milenios el concepto de la felicidad y muchos de ellos han llegado a la conclusión de que los factores sociales o espirituales tienen tanto impacto sobre ella como los materiales. La felicidad mide un bienestar subjetivo, algo que sientes en tu interior o un placer inmediato y por lo tanto, no se puede medir desde fuera. Por ello, muchos de estos pensadores ya se dieron cuenta hace miles de años que, estar satisfecho con lo que se tiene es mucho más importante que obtener más de lo que se desea[xviii]. Todo aquel que elige lo segundo, es bastante probable que se mantenga en un estado de perpetua insatisfacción y por lo tanto, infelicidad.

            Schopenhauer argumentaba que la vida es como un péndulo que oscila entre dos extremos: el sufrimiento y el tedio. El querer y su satisfacción. Mientras queremos algo sufrimos por la carencia específica que aquello supone y cuando tal querer es satisfecho, surge algo peor que el malestar: el aburrimiento, el cual nos hace sentir el vacío de la voluntad desocupada. No obstante, la rueda de Ixión jamás se detiene, pronto aparecerá un nuevo deseo acompañado de un nuevo dolor. Y su satisfacción volverá a mostrarse vana para calmar la sed de voluntad. Una voluntad que nunca encuentra un objeto que satisfaga su querer porque, en realidad, no quiere nada y en el mundo fenoménico se limita a aparentar un querer. El dolor del mundo es, en último término, la manifestación del absurdo de una voluntad incapaz de querer.

Las personas se embarcan a menudo en una persecución compulsiva de gratificaciones para el ego  y de cosas con las cuales identificarse para llenar el vacío que sienten dentro. [xix]

Si eligen adorar el dinero y los bienes materiales nunca tendrán suficiente. Si eligen adorar su cuerpo siempre se verán feos. Si eligen venerar el poder terminarán débiles y cada día necesitarán más poder para no verse amenazados por los demás. Si eligen venerar su intelecto terminarán sintiéndose estúpidos. Lo más terrible de todas estas formas de adoración, no es que sean malas, sino que son automáticas. El funcionamiento por defecto.  Tener cosas, poder y estatus, puede sin lugar a dudas ayudar a las personas a llevar una vida más cómoda, pero no pueden darnos una vida más feliz. La felicidad, el verdadero gozo, viene del ser, no del tener.

Los seres humanos estamos hambrientos de tener. Tenemos hambre de aprobación, hambre de atención, hambre de afecto. Tenemos hambre de libertad para aceptar la vida, conocernos y ser realmente nosotros mismos. Pero esa hambre, atrae una serie de consecuencias asociadas, sobre todo si no se sabe gestionar bien y una de las consecuencias principales es nuestra propia victimización, que precisamente surge del miedo.

El victimismo procede del interior. Nadie puede convertirnos en víctimas excepto nosotros mismos.  Muchas veces, a través del sufrimiento,  nos aferramos a nuestra propia victimización y desarrollamos una mentalidad de víctima. Una forma de pensar rígida, culpabilizadora, pesimista, atrapada en el pasado, implacable y castigadora fuera de los límites saludables. El monólogo interior hace que nos convirtamos en nuestros propios carceleros

Me viene a la mente una frase de David Foster Wallace, en la que dice que no es casual que los adultos que se suicidan con un arma de fuego lo hagan apuntándose a la cabeza. Intentan liquidar al tirano[xx]. A esa mente que les empuja a la satisfacción inmediata de sus más primitivos impulsos

No sabemos a dónde vamos, no sabemos qué va a pasar pero nadie puede quitarnos aquello que ponemos en nuestra mente, ya sea bueno o malo.

Elige conscientemente en lo que prestar atención y en lo que centrar tus pensamientos, porque la libertad implica atención, conciencia y disciplina.


[i] El tercer chimpancé de Jared Diamond

[ii] Génesis en África de Robert Ardrey

[iii] Fragmento de Colapso, de Jared Diamond

[iv] Fragmento de El instinto del lenguaje, de Steven Pinker

[v] El tercer Chimpancé, de Jared Diamond

[vi] Fragmento de Colapso, de Jared Diamond

[vii] El tercer chimpancé de Jared Diamond

[viii] Extracto de la carta escrita por el jefe Seattle de la tribu duwanish de indios americanos al presidente Franklin Pierce en 1855 contenido en el libro, El tercer chimpancé, de Jared Diamond

[ix] Ibíd.

[x] Figes, O. (2009) Los que susurran. La represión en la Rusia de Stalin. Editora y Distribuidora Hispano Americana S.A.

[xi] Las cuatro nobles verdades del budismo

[xii] Spinoza, B (2011) Ética: demostrada según el orden geométrico. Alianza Editorial

[xiii] La parte racional de las personas es “el jinete“. Es quién toma las riendas y piensa a dónde ir. La otra parte, la emocional, es “el elefante“. Esta entente entre jinete y elefante es una propuesta del psicólogo Jonathan Haidt para entender el comportamiento humano

[xiv] El arte de sobrevivir, de Arthur Schopenhauer

[xv]  Carta de consolación a Marcia – Séneca

[xvi]  El crepúsculo de los ídolos. Nietzsche. 1889

[xvii] Tolle, E. (2013) El poder del ahora. Una guía para la iluminación espiritual. Gaia

[xviii] Harari, Y.N (2014) Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad. Ed.1 Debate

[xix] Tolle, E. (2013) El poder del ahora. Una guía para la iluminación espiritual. Gaia

[xx] David Foster Wallade, Discurso de la ceremonia de graduación del Kenyon college (2005)

Cambia tú para cambiar el mundo

El siguiente artículo es un fragmento de mi libro Homo Irrationalis

Antonio Pío fue el sucesor de Adriano como emperador. El título de Pío le fue dado a posteriori por el Senado quien también lo llamó Optimus prínceps, o el mejor de los príncipes. Incluso su sucesor Marco Aurelio, cuando no sabía muy bien qué decisión tomar se decía a sí mismo, haz en este caso lo que hubiera hecho Antonio.[i]     

            Cuando accedió al trono frisaba los cincuenta ya y su primer gesto fue ingresar su inmensa fortuna en las arcas del Estado. A su muerte, su patrimonio se reducía a cero pero  el de Imperio se elevaba a dos mil setecientos millones de sestercios, algo que no se volvería a alcanzar jamás.[ii]

            Cada gasto que hacía, por más insignificante que fuese, pedía autorización al Senado y de ese modo reordenó el Estado. Los derechos y deberes de los cónyuges fueron equiparados y la tortura prácticamente abolida. La muerte de un esclavo fue declarada delito.

            No hay escritor de la época que no haya ensalzado la tranquilidad de Antonio Pío. Tal fue su éxito que según Apiano, decenas de embajadores extranjeros querían entrevistarse con él para pedirle que sus territorios se anexionasen al Imperio. Este reinado feliz duró veintitrés años. El mundo estaba gobernado por un padre, escribía Renan.[iii]

            A su muerte lo sucedería un joven de tan solo dieciséis años. Marco Aurelio, el emperador filósofo, que continuaría su obra como una oleada de peste o las continuas guerras con los germanos. Después de Marco Aurelio, comenzaría la edad oscura en el más sentido estricto del imperio y la iniciaría su hijo Cómodo.

La visión Mahayana del mundo considera que ningún suceso puede existir independientemente del resto de sucesos o de cosas porque cada una de ellas depende de todos los demás. Todo lo que existe implica a todo lo demás y el conjunto de cosas depende de cada objeto  y suceso particular. Algo que la filosofía Zen se refiere como tomar una brizna de hierba y utilizarla como un buda de oro de cinco metros de altura.

            Para los budistas, el único hecho aislado que puede existir es  el que se compone con la totalidad de todos los demás. Por ello, sólo podremos conocernos a nosotros mismos en el trasfondo que nos proporciona la relación con el resto del mundo.[iv]

            En la tradición sánscrita, la perfección de la sabiduría es de tres tipos, la sabiduría que comprende el vacío, la que comprende el  conocimiento propiamente dicho y la de las habilidades necesarias para beneficiar a los demás seres sensibles que nos rodean[v].  La sabiduría que comprende el vacío se refiere a la sabiduría que se obtiene en el proceso de meditación, cuando  no hay trabas ni límites sobre el espacio. Meditando, la mente se encuentra en un vacío entendido como la ausencia de personas y fenómenos. Solo en ese vacío se puede alcanzar la sabiduría.

            Los budistas le dan especial énfasis en este tipo de  sabiduría del vacío porque sin ella, el hombre quedaría anclado en la continua rueda de reencarnaciones, conocida como Saṃsāra [vi]*. Atrapados en ese bucle, nuestra capacidad de beneficiar a los otros queda muy limitada. Si hasta ahora no has entendido mucho, no te preocupes que vamos a ir desarrollando las ideas poco a poco.

En verdad, vasta es la red táctica del gran Indra, poderosa de acción y tempestuosa de gran velocidad. Por esa red, oh Indra, salta sobre todos los enemigos para que ninguno de los enemigos pueda escapar del arresto y el castigo[vii]

Hace cinco mil años, los textos védicos contaban como Indra, el  dios de las fuerzas naturales que protegen y nutren la vida, estableció los cimientos del mundo en el Cielo Tushita. Para ello, colgó sobre su palacio, en el Monte Meru, una red de hilos de seda, como la tela de una araña que se extendiera hasta el infinito en todas direcciones. En cada nudo de la red puso una gema preciosa, que refleja en sus perfectas facetas a todas las demás gemas que cubren la red hasta el infinito. De ese modo, cada una de esas gemas reflejaba  en sí misma de manera fractal todas y cada una de las gemas  del inmenso tejido.[viii]

Cada persona, cada animal, cada árbol y cada planta de la creación es una de esas joyas. Cada idea o cada pensamiento que esté dentro de una persona se refleja en todo cuanto existe, por ello Buda dijo que aunque en tu pensamiento te veas como un ser independiente y separado del resto del mundo, en realidad formas parte de la existencia común de todo cuanto alguna vez haya sido. Jamás podrías existir en virtud de ti mismo, por ti solo, pues existes en virtud de la gloriosa existencia de todo cuanto hay a tu alrededor.[ix]

El ser humano ha crecido pensando en su propia individualidad. Desde que salió de las cavernas, de manera inmediata se quiso hacer con el control del universo que habitaba subyugando a todos los demás seres que encontraba a su paso. Quizá sin querer ver que cuando mataba a cualquier ser vivo para comérselo se estaba matando un poco a sí mismo.

Volvamos una vez más a las palabra de Buda, dentro de ti se refleja todo cuanto existe y todo cuanto ha existido alguna vez en el universo, y tú te reflejas a tu vez en todo cuanto existe. A cada instante, el mundo entero está dentro de ti y tú estás dentro de todo cuanto existe.[x] El mito de red de Indra ilumina una nueva comprensión del alma del mundo, de las relaciones y la comunicación humana[xi].

Cuando Europa fue atacada por los temibles vikingos durante la Edad Media, cada persona se vio obligada a velar por su propia seguridad y la de su familia. Para ello se agrupaban para defenderse bajo cualquier jefe local fuerte que estuviese dispuesto a combatir y prestase poca atención al distante rey que no podía hacer nada al respecto.

El rey carecía de ejército central y no podía viajar de un extremo a otro del país por lo que a la vez que el poder del rey disminuía, la prosperidad de Europa caía en picado de la misma manera. El comercio quedó reducido a la nada y cada propiedad tuvo que volverse autosuficiente de manera escasa y miserable, Las ciudades quedaron reducidas a las aldeas y solo unos pocos sacerdotes podían leer los pocos libros que quedaban. Comenzaba el feudalismo como hemos visto en el relato de Carlomagno.

El rey era consciente de todas las limitaciones a las que se enfrentaba   y decidió ponerles remedio. En Europa parecía que todo estaba muerto, pero algo sobrevivía bajo los escombros. El ingenio humano, lento pero inexorable nunca cesó su marcha. Unas pocas personas se negaron aceptar la oscuridad y decidieron encender un tímido faro que poco a poco se volvería más grande y una de ellas fue Carlomagno. 

Como veremos en capítulos posteriores, pocas décadas después de la muerte de Carlos se inventó el arado de vertedera, más adaptado al suelo pesado y húmedo del norte de Europa, entraron en uso las colleras y las herraduras y con todo esto, la agricultura comenzó a florecer de nuevo. Empezó a difundirse el uso del molino de agua lo que hasta el advenimiento de la máquina de vapor sería la fuerza motriz más importante.

Los hombres siguieron muriendo por las enfermedades, las guerras y el hambre pero el cambio que habían iniciado unos pocos hombres fue el viraje decisivo  para una gradual disipación de la oscuridad.

La inteligencia colectiva amplia la conciencia a lo largo de toda una cultura. Cuando una persona entiende esa compleja red de causa y efecto y transmite su conocimiento a los demás, esa comprensión acaba formando parte de la memoria grupal y la puede utilizar cualquier individuo que la necesite. [xii]

Esta inteligencia va creciendo poco a poco gracias a las contribuciones de todos los individuos que, como las joyas de la red de Indra,  se encargan de distribuirlas a todos los demás.

Coge una brizna de hierba, todos los mundos están contenidos en ella. Todo el cosmos está implícito en cada uno de sus miembros y cada aspecto de aquel debe ser considerado como su centro,  nos dice Alan Watts. 

Cuando una persona extiende la red de causas y efectos y transmite su conocimiento a los demás, esa comprensión acaba formando parte de la memoria grupal y puede ser utilizada por cualquier individuo que la necesite.  La inteligencia colectiva se empieza a distribuir entre amigos y familiares para terminar formando parte de toda la cultura y va creciendo con la contribución de cada individuo donde, al igual que la red de Indra, se ven reflejados todos los demás.

Este concepto, al que los estoicos  denominaban sympatheia, queda muy bien resumido en una frase de Marco Aurelio: Lo que no es bueno para la colmena no es bueno para la abeja.

Cuentan los historiadores que en una ocasión la ciudad de Éfeso estaba sufriendo un largo sitio por parte de los persas pero sus habitantes continuaban viviendo como si las provisiones no fueran a terminarse nunca. Cuando los víveres comenzaron a escasear, Heráclito, proveniente de una familia de notables y considerado persona culta,  intervino en la asamblea. Sin decir una sola palabra, cogió cebada triturada, la mezcló con agua y se la comió en medio de todos.  Los ciudadanos a partir de entonces comenzaron un periodo de austeridad que desalentó definitivamente a los persas. [xiii] Ese simple gesto bastó para que sus vecinos se dieran cuenta de que lo estaban haciendo mal y, con su ejemplo, cambió aquella realidad


[i] Historia de Roma, de Indro Montanelli

[ii] Ibíd.

[iii] Ibíd.

[iv] Budismo de Alan Watts

[v] Budismo, de Dalai Lama y Thubten Chodron

[vi] Saṃsāra es el ciclo de nacimiento, vida, muerte y encarnación en las tradiciones filosóficas de la India; en el hinduismo, budismo, jainismo, bön, sijismo y también en otras como el gnosticismo, los Rosacruces y otras religiones filosóficas antiguas del mundo

[vii] Atharva Veda versículo 8.8.6.

[viii] The Earth Stories Collection

[ix] Ibid.

[x] Ibíd.

[xi] La red de Inda, de Ascensión Belart

[xii] Fragmento de  Inteligencia ecológica, de Daniel Goleman

[xiii] Historia de la filosoría griega, Tomo 1, de Luciano de Crescenzo

La sobreprotección de los niños

El siguiente capítulo es un fragmento de El día que el mundo cambió

El bisabuelo de Michel de Montaigne se casó con la mujer más rica de Burdeos, lo cual sentó las bases de la fortuna familiar.  Posteriormente compró el castillo donde vivirían al arzobispo de la ciudad por la suma de novecientos francos. Una fortuna para la época. Su hijo, el padre de nuestro protagonista,  se desposó con una noble con tan poco rancio abolengo como su padre.

Desde el instante del nacimiento de Montaigne, su padre tuvo claro que, de la misma manera que él había superado a su progenitor en formación, cultura y posición social su hijo debería superarlo a él.

Para ello, reflexionó a fondo sobre la educación que le debería de dar e invitó a sus eruditos amigos humanistas para consultarles respecto al mejor método con la intención de que, en el futuro, su hijo alcanzase un nivel extraordinario en el plano humano y social. Tras varias reuniones y no pocos quebraderos de cabeza, trazó el plan.

Montaigne es separado pronto de la cuna y del seno materno, y en lugar de seguir la costumbre aristocrática encargar su educación a una criada, es alejado del castillo familiar y confiado a unos pobres leñadores que vivían en un minúsculo caserío propiedad del señorío de los Montaigne.

Con ello, su padre no solo espera educar al niño en la frugalidad y la austeridad y fortalecer su cuerpo, sino que también quiere unir al niño con el pueblo, para evitar que su hijo se sienta desde el principio superior. Como vemos, todo lo contrario de lo que pretendía el padre de Buda.

Al cabo de tres años, el padre lleva a su hijo de nuevo al castillo. Siguiendo el consejo de sus sabios amigos, una vez vigorizado el cuerpo, era hora de flexibilizar el alma. Por lo que procuró que hasta los seis años no hablase otra lengua que no fuese latín, la pura lengua universal.[i]

Montaigne estuvo eternamente agradecido a su padre por haberlo liberado de prejuicios. Es preciso habituar al niño a la aspereza y fatiga de los ejercicios para acostumbrarle así a la pena y al sufrimiento de la dislocación, del cólico, cautiverio, prisión y tortura. Estos males pueden, según los tiempos, caer sobre los buenos como sobre los malos.[ii] Escribiría posteriormente.

Los animales domesticados son más infantiles, sociables y amables que sus ancestros salvajes Los ancestros de los perros, gatos, vacas y otros animales domésticos se fueron haciendo menos agresivos en la medida en la que se iban domesticando. De esa manera, pudieron modelar su carácter para convivir con el ser humano.

Los primeros homo sapiens sufrieron un proceso similar de domesticación cuando comenzaron a seleccionar amigos y compañeros en función de su capacidad para vivir dentro de una tribu. Al tener que reprimir alguno de sus instintos mediante una máscara que le propiciase la vida en sociedad, esto produjo, al igual que en los animales antes descritos, una serie de adaptaciones corporales tales como dientes y cuerpo más pequeños, menor instinto agresivo y mayor jovialidad.  [iii] A este proceso se denomina pedomorfia o neotenia.

En la cultura griega, romana y judaica, incluso en las tribus antiguas, el muchacho de doce o trece años era admitido en la comunidad como si se tratase de un hombre más. Hombre entre los hombres, guerrero entre los guerreros. Al contrario que en la pedagogía moderna, la adolescencia era un periodo que no existía.

En la actualidad, entre la niñez y la edad adulta se ha introducido ese periodo de adolescencia que muchas veces tiene un fin difuso. El infantilismo se prolonga mucho más de lo necesario a través de métodos artificiales y antinaturales. El niño crece en una sociedad que prima la sobreprotección de las personas y en este ambiente, el desarrollo no es completo. En consecuencia, todo adolescente se convierte, sin querer, en un nuevo servidor de esta cultura de la hipocresía.

La ignorancia engendra siempre dureza. Por ello, se manda contra los jóvenes una horda de pedagogos de nueva generación que, sin piedad, causa daños irreparables en sus almas infantiles con las eternas y autoritarias órdenes de dominarse, no hacer mucho ruido o protegerse con todo tipo accesorios que garanticen su seguridad. De este modo las mentes infantiles generan todo tipo de miedos que, al reprimirlos,  van degenerando en  problemas físicos y mentales. [iv]

Los niños tienen una curiosidad innata. Son como científicos que utilizan la lógica para experimentar y descubrir la verdad por sí mismos. Sin embargo, a medida que crecen, esa habilidad queda cercenada por el mundo social en el que se desenvuelven.

Desde la primera infancia, la mayoría de nosotros aprendimos que a nuestros padres no les gustaba que hiciéramos muchas preguntas y que sólo las figuras de autoridad, es decir, los adultos, tenían derecho a hacerlas. El resultado fue que dejamos de cuestionar las cosas y aceptamos lo que vimos, oímos y nos dijeron con mansedumbre aceptación. Lamentablemente, este enfoque funcionó bien en la era industrial, pero resulta inútil en la era del conocimiento, porque compromete nuestra capacidad de pensar y entender profundamente.

Vimos cómo el cerebro humano se desarrolló en un entorno donde se tenía que enfrentar a conflictos frecuentes y a menudo violentos. De esos conflictos, la neuroplasticidad del cerebro hace que este se vaya adaptando a ese tipo de estresores.

La sociedad actual es todo lo contrario. La ultraseguridad hace que se aísle a los niños en burbujas, tanto higiénicas, como de pensamiento y emocionales, lo cual hace que cuando tengan que enfrentarse  a cualquier problema de verdad, por mínimo que sea, no sepan. En consecuencia, cada vez proliferan más enfermedades como ansiedad y depresión a una edad cada vez más temprana y lo que es peor, cada vez se médica a niños más jóvenes contra estos trastornos.

Estos niños que crecen en un entorno donde se les ha dado todo en todo momento y, donde ni siquiera han tenido que escuchar nada incómodo, a menudo al crecer se convierten en seres inútiles y amargados, que se niegan a asumir cualquier tipo de responsabilidad y que, incapaces de  manejar su frustración, le  echan la culpa de todas sus males a otras personas.

Immanuele Kant nos ilustra de la siguiente manera: Si un niños hace en su casa lo que le viene en gana, se convertirá en un ser despótico, y al topar luego en la sociedad con una resistencia generalizada, a la que no está ni mucho menos acostumbrado, no le será útil la sociedad. Los árboles se disciplinan mutuamente en el bosque al buscar aire que les es necesario para su crecimiento, no junto a los otros, sino por encima de sí, allí donde no encuentran obstáculo alguno, creciendo de este modo derechos hacia lo alto. Por el contrario, un árbol en pleno campo, donde no se ve limitado por ningún otro, crece eternamente atrofiado y luego es demasiado tarde para disciplinarlo. Otro tanto ocurre con el hombre, Si se le disciplina pronto, crecerá derecho, de no hacerlo a tiempo, será un árbol achaparrado[v].

En Estados unidos durante la postguerra se produjo una gran explosión de natalidad      que desarrolló una crianza demasiado permisiva. Sus padres habían vivido la crueldad de la guerra y se habían criado en un entorno en el que tenían que luchar por su supervivencia, por ello querían que sus hijos tuviesen todo lo que a ellos les fue negado. En consecuencia, los niños establecían la orden del día y  rara vez se aplicaban las reglas.

Se consideraba cada vez más que los alborotadores eran rebeldes e inconformistas, o víctimas del racismo, la pobreza o los problemas familiares. Los vándalos grafiteros eran artistas, los ladrones, guerreros de clase y los gamberros de barrio, líderes de la comunidad. Esto llevó a que muchas personas inteligentes, embrutecidas por el entorno, hicieran cosas realmente estúpidas [vi]

El resultado fue unos individuos autoindulgentes, con un control de los impulsos limitado, baja tolerancia a la frustración y unas habilidades sociales mermadas, gracias a haber vivido una infancia libre de consecuencias. Pronto esos niños inventarían los años 60 con una juventud profundamente contestataria, lo que en su época equivalía a decir antibelicistas, anticapitalistas, opuestos al aburguesamiento y la mediocridad de la sociedad de consumo. Adolescentes eternamente frustrados, con problemas de ansiedad y con una baja gestión de emociones. No se sabe muy bien por qué, pero el movimiento de peace and love de la misma manera que vino, se fue sin dejar rastro.

En Europa, este movimiento alcanzó su máximo esplendor en 1968 con una serie de revueltas estudiantiles.  Los jóvenes, nacidos en torno a mediados de los años 40 consideraban a sus padres como  criminales de guerra por haber luchado en la Segunda Guerra Mundial y por ello los despreciaban. Esto terminó en una escalada de violencia amparada en ideología de corte socialista – comunista que se extendió, en mayor o menor medida, por varios países europeos.

Un padre edípico clásico es como la bruja de Hansel y Gretel. En este cuento, los dos niños  tienen una nueva madrastra que ordena a su marido que los abandone en el bosque. El hombre obedece y lleva a sus hijos  a lo más profundo del bosque. Abandonados a su suerte, los niños se encuentran con una casa hecha de golosinas y todo tipo de dulces. Ante tal tentación, acceden a ella, donde se encuentran a una anciana que resulta encantada de darles palmaditas en la cabeza, y acceder a todos su deseos de forma inmediata.

Ser tan servicial resulta darle hambre a la anciana, por lo que introduce a Hansel en una jaula para cebarlo. De manera astuta el niño consigue engañarla sacando un viejo hueso de pollo cada vez que la vieja bruja quiere palpar la textura deseada.

La espera puede con la anciana y prepara el horno para cocinar pero Gretel, a quien aparentemente no se le ha reducido a una sumisión absoluta. En un momento de descuido empuja a la amable anciana al interior del horno. [vii]

Hay muchos padres que no se dan cuenta que la sobreprotección excesiva mina el espíritu de los niños y destruye sus almas en desarrollo. La emoción soterrada por debajo de todo esto es que sobreprotegen a los niños por ellos mismos. Para intentar sanar emociones que surgen del ego, del miedo, de o de la ignorancia, utilizan patrones que han visto en sus padres.

En realidad, con este comportamiento, este padre o madre lo único que está haciendo es huir de sí mismo, de atender sus propias necesidades emocionales y volcando toda esta herida emocional en sus hijos a base de excesiva protección.

Esa sobreprotección deriva en adultos incorregibles y contestatarios que no dudan, de manera metafórica, en arrojar a sus progenitores al fuego, como hizo Gretel en el cuento.

La ultraseguridad coge a los niños, que son antifrágiles por naturaleza, y los convierte en adultos jóvenes más frágiles y con más ansiedad. Niños que salen al mundo pensando que están llenos de peligros, que el mal acecha a la vuelta de cualquier esquina. Algo para lo que han sido emocionalmente anulados desde pequeños, por criarlos en una burbuja de seguridad

A los niños les gustan las situaciones incómodas que les permiten desarrollarse. Cuando nos enfrentamos a un peligro y lo superamos con éxito, nuestro cerebro segrega dopamina como premio y nos sentimos bien. De lo contrario, si se les sobreprotege, fracasarán cuando les surja algo inesperado, peligroso y cargado de oportunidades.

El juego sin supervisión es vital para los niños. Un niño privado de juego o que no muestra interés en él, rara vez alcanza una vida adulta socialmente satisfactoria.

El juego además activa las vías dopaminérgicas. El psiquiatra Stuart Brown hizo hincapié en que lo opuesto al juego no es trabajar, sino la depresión. [viii]

Cuando las actividades supervisadas por los adultos desplazan el juego libre, los niños son menos propensos al arte de la asociación y por lo tanto a desarrollar el pensamiento crítico.

Muchos animales, cuando son cachorros, pelean con sus hermanos chocando sus cuernos o mordiéndose. Cuando el ser humano inventó el deporte, canalizó esa violencia hacia ese tipo de diversión lo que atrajo a chicos de todas las edades. La sociedad occidental ha llevado su aversión a la violencia cada vez más lejos y al estar prohibidos los tipos más tentadores de violencia, eso conduce, en su frustración,  al abuso escolar, las palizas, la intimidación o la simple agresión.

            Negar a un niño la libertad para explorar por su cuenta les quita importantes oportunidades de aprendizaje que les ayudan a desarrollar la independencia y la responsabilidad.

El cuerpo humano tiene receptores que perciben un daño potencial en los tejidos. Estos receptores son los llamados nociceptores y son muy importantes porque nos ayudan a detectar posibles peligros y los límites de nuestro cuerpo. Los niños pronto aprenden a moverse sin chocar porque, cada vez que se dan un golpe, se manda una señal al cerebro. De esa manera van mapeando dónde acaba su cuerpo, dónde empiezan otros objetos y la fuerza con la que pueden chocar con ellos. Lo mismo con la temperatura o con objetos que cortan o pinchan.[ix]

Los parques de ahora son prácticamente como quirófanos. El suelo es blando para que no se hagan daño. Han bajado los toboganes y la altura de los columpios y ahora son de plástico sin ningún tipo de arista que sobresalga. Todo ello en un ambiente inmaculado. Ningún niño podría hacerse daño aunque quisiera.

No se permite a los niños salir al sol por si cogen cáncer de piel, no se les permite jugar en la hierba por los bichos, no se les permite jugar con el agua por si se mojan y cogen frío. Han suprimido los balancines o les han puesto muelles para que el niño no se caiga cuando esté arriba. Se han suprimido todos los programas de televisión donde salgan niños subiéndose a árboles o montando en bici o triciclo sin casco y todo tipo de protectores. 

A esto le sumamos que cuando los niños llegan a casa, no es raro que sus padres tengan las esquinas cubiertas con espuma e instrumentos similares.  Esto anula la nocicepción, que es una de las principales fuentes de información sobre lo que es seguro y lo que no y hace que los niños aprendan a ignorar esas señales nociceptivas y a evitar la reacción del cerebro ante ellas.

El no suponer ningún reto, ningún estímulo, ni ningún peligro, pronto los niños terminan aburriéndose de los tan seguros columpios y hastiados buscan otras diversiones.  Pero ante esto están los padres edípicos, que les recuerdan aquellas cantinelas del ‘no corras no siendo que te vayas a caer’,  ‘no te acerques a ese perro no te vaya a morder’ o ‘cuidado con el bordillo a ver si te haces daño’. O peor aún, si el niño se da un golpe contra un banco por ejemplo, le echan la culpa al banco ‘banco malo’. Con esto, en la psique de los niños va quedando el mensaje de que ellos no son responsables de sus actos, siempre la culpa es de algo externo.

Impedir que los niños jueguen libremente supone una amenaza para las sociedades liberales. Con ello pasamos de un marco conceptual de “averiguar tú solo como se resuelve un conflicto” a “depender de una tercera persona para ello”.

Y peor aún, evitar por imposición que escuchen ideas con las que los padres no están de acuerdo, aparte de que eso no es educar, sino adoctrinar, atrofia el desarrollo del pensamiento crítico. La homogeneidad en los puntos de vista,  tanto políticos como de cualquier otra índole, hace a la comunidades más vulnerables al pensamiento de grupo y la ortodoxia lo que favorece comportamientos tribales como la caza de brujas cuando estas comunidades se sientan amenazadas desde fuera. Y la caza de brujas es lo que lleva, en última instancia a  comportamientos como la deskulakización en Rusia o el antisemitismo en Alemania.

Estos hechos parecen muy lejanos en el tiempo, pero la polaridad del pensamiento en especialmente en las universidades, está suponiendo un problema cada vez mayor en la sociedad actual. La adopción de las nuevas tecnologías en las que la comunicación es anónima favorece las cámaras de eco, donde la gente solo escucha o lee opiniones afines a sus pensamientos.

Las cámaras de eco funcionan como un amplificador de informaciones, que reafirman a los participantes sus creencias y censuran las versiones discordantes. Estas generan lo que se llama homofilia, que se traduce literalmente como amor a iguales, mediante la cual las personas solo se relacionan con aquellas otras con similitud de creencias.  

Las consecuencias de esto para las democracias pueden ser muy graves ya que se fomenta la polarización y la desinformación, generando mentes colmena.

Si los niños se acostumbran a que nada les perturbe y nada les pueda hacer daño, cuando la interacción con la sociedad se vuelva más áspera, de ello resultará un mundo con más conflictos y más violencia. Y cuando surgen los conflictos en un niño adulto que nunca se ha enfrentado a ellos, el primer instinto es apelar a un tercero para que ejerza coacción y resuelva los problemas que debería resolver por él mismo.[x]

Esto, huelga decir, que es un perfecto caldo de cultivo para todo tipo de ideologías fanáticas. La consecuencia final  es que la población queda reducida a un mero rebaño de animales tímidos y laboriosos cuyo pastor es el Gobierno, que rápidamente sale a ejercer esa labor de salvador.

Esto no es nada nuevo. Es algo que ha venido pasando desde la antigüedad. Séneca en su libro Sobre la Ira, dice  que lo necesario es, alejar a la infancia de toda adulación, que oiga la verdad, que algunas veces conozca el temor y siempre el respeto. Que rinda homenaje a la ancianidad, que nada consiga por la ira. Ofrézcasele cuando esté tranquilo aquello  que se le negó cuando lloraba. Que tenga en perspectiva y no en uso las riquezas paternas y que se le repruebe toda mala acción.

Estamos llegando a un punto en el que colegios y universidades de todo el mundo están favoreciendo la cultura del estudiante delator. Al igual que en Rusia o en China como vimos, los jóvenes están llegando a creer que el peligro está en todas las partes y que todo el mundo debe de estar alerta para denunciar a las autoridades del centro cualquier amenaza que sientan. Maestros que se creen con la autoridad moral de inculcar ideas políticas a los niños  fomentan el sentimiento de Nosotros contra Ellos y el miedo a ir en contra del pensamiento único campa a sus anchas en los centros. Eso hace que algunas universidades se hayan visto obligadas a cancelar conferencias que tenían programadas  al recibir todo tipo de amenazas o actos de violencia de los estudiantes llenos de odio.  Un odio alimentado por las distorsiones cognitivas a las que sufren y que nadie les ha enseñado a conocerlas ni a controlarlas.

La ultraseguridad está dando un duro golpe a la razón. Por ello,  ahora más que nunca es necesario enseñar a las nuevas generaciones los valores del humanismo.

Espero que, de vez en cuando, en los próximos años, os traten injustamente, para que así lleguéis a conocer el valor de la justicia. Espero que sufráis la traición, porque eso os enseñará la importancia de la lealtad. Lamento decirlo, pero espero que os sintáis solos de vez en cuando, para que no deis por seguros a vuestros amigos. De nuevo, os deseo mala suerte de vez en cuando, porque así seréis conscientes del papel que desempeña el azar en la vida y que el fracaso de los demás tampoco es completamente merecido. Y cuando perdáis, como os ocurrirá en algunas ocasiones, que de tanto en tanto vuestro adversario se regodee en vuestro fracaso. Es una forma de que entendáis la importancia de la deportividad. Espero que os ignoren, para que sepáis lo importante que es escuchar a los demás, y espero que sufráis el suficiente dolor para aprender a ser compasivos. Desee o no estas cosas, van a ocurrir. Y que saquéis provecho de ellas dependerá de vuestra capacidad de ver un mensaje en vuestras desgracias [xi] Estas fueron las palabras que pronunció el presidente del Tribunal Supremo de Estados Unidos John Roberts en el discurso de graduación de sus hijos y van más en línea con preparar al niño para el camino y no al contrario.

La antifragilidad es algo que no se enseña directamente, pero las persona deberían de tratar de darle a sus hijos, al igual que el padre de Montaigne, el regalo de la experiencia. Este regalo consiste en reconocer que los niños necesitan pasar algún tiempo sin ningún tipo de supervisión para poder aprender por ellos mismos los riesgos y practicar la gestión de cosas fundamentales como la frustración, el aburrimiento o los conflictos interpersonales.

De este modo, sentencia Montaigne: no es conveniente educar a los hijos en el regazo de sus padres. El amor de estos los enternece demasiado y hace flojos hasta los más prudentes. No son los padres capaces ni de castigar sus faltas, ni de verlos alimentarse groseramente,  como conviene que se haga. Tampoco podrían soportar el verlos sudorosos y polvorientos después de algún ejercicio rudo, ni que bebieran líquidos demasiado calientes o fríos, ni el verlos sobre un caballo indócil, ni frente a un tirador de florete o un boxeador. Tales ejercicios son el único medio de formar un hombre y ninguno hay que descuidar durante su juventud.[xii]

Si eres padre, pregúntate si quieres que tus hijos estén seguros o prefieres que se hagan fuertes.


[i] Zweig, S. (2010) Montgaigne. Acantilado

[ii] Montaigne, M. (2007) Los ensayos: según la edición de 1595 de Marie de Gournay. Ed. 1. Acantilado

[iii] Haidt, J. (2019) La mente de los justos. Planeta

[iv] Zweig, S. (2016) La curación por el espíritu (Mesmer, Baker-Eddy, Freud). Acantilado

[v] Lecciones de ética, de Kant

[vi] Pinker, S. (2012) Los ángeles que llevamos dentro: El declive de la violencia y sus implicaciones. Ediciones Paidós

[vii] Peterson, J.B. (2019) 12 reglas para vivir. Un antídoto contra el caos. Ed. 1. Planeta

[viii] Sapolsky, R. (2020) Compórtate. La biología que hay detrás de nuestros mejores y peores comportamientos. Capitan Swing

[ix] Ojeda, J. (2020) Tres pasos contra el sedentarismo. RBA Libros

[x] Haidt, J. y Lukianoff, G (2019) La transformación de la mente moderna. Planeta

[xi] Haidt, J. y Lukianoff, G (2019) La transformación de la mente moderna. Planeta

[xii] Montaigne, M. (2007) Los ensayos: según la edición de 1595 de Marie de Gournay. Ed. 1. Acantilado

Evolución biológica y deporte

El siguiente artículo es un fragmento del libro El día que el mundo cambió

Durante diez mil años, la gran mayoría de los seres humanos cultivaban su propio alimento y criaban animales que para que les ayudasen con el trabajo y les diesen de comer. Fue solo a partir de la revolución industrial cuando el homo sapiens se hizo eminentemente urbano. Con el paso de los años, los nuevos avances le dieron un trabajo de oficina, una casa donde vivir y todo tipo de comodidades de las que no había gozado en otras épocas.

A pesar de que diez mil años parece una cantidad enorme de tiempo, es solo un parpadeo si lo comparamos con las decenas de miles de años en los que el homo sapiens fue cazador recolector.

No vamos a caer en la falacia naturalista ni debemos mitificar la vida de los cazadores recolectores de la antigüedad. Recordemos que estaban infestados de piojos, vivían en chozas hechas con sus heces, la comida era insulsa y monótona y la asistencia sanitaria inexistente. Thomas Hobbes solía decir que su estilo de vida era desagradable, brutal y breve. Debían de trabajar muy duro de sol a sol, vivir al día en busca de constante sustento, estando a menudo al borde de la hambruna, carentes de cualquier comodidad material elemental como camas mullidas o vestimenta adecuada, para acabar muriendo jóvenes[i]. Y la llegada de la agricultura solo trajo dolencias más graves y nuevas enfermedades transmitidas por el hacinamiento del ganado.

La evolución supone un proceso muy lento y diez mil años apenas significa nada. Esto implica, necesariamente, que nuestros genes están mejor adaptados a ese entorno dominado por la escasez, la aleatoriedad y los estresores continuos donde se desarrollaron que al entorno de abundancia, certeza y comodidad de la sociedad actual.

Con estos datos, podemos llegar fácilmente a la conclusión de que si tratamos de imitar un estilo de vida más  adaptado al entorno donde crecieron nuestros genes, la salud, tanto física como mental mejorará exponencialmente. Esto no implica necesariamente que tengamos que abandonar las comodidades que la sociedad nos brinda, simplemente adaptarlas.

Durante el periodo en el que el ser humano se dedicaba a cazar y recolectar, la comida no estaba asegurada. Cazábamos en respuesta del hambre y como cazar suponía un esfuerzo, eso incrementaba el déficit calórico. Tras el esfuerzo venía el premio en forma de comida y nunca antes.

Al igual que todos los depredadores en la naturaleza cazan para comer y no comen y después cazan por placer, alimentar a las personas antes de que hayan gastado energía confunde sin duda al proceso señalizador del organismo. La evidencia científica cada vez tiene más pruebas de que privar al organismo de manera intermitente de comida genera muchos efectos beneficiosos en nuestro cuerpo. [ii]

Por eso, ideas instauradas en el imaginario colectivo como que el desayuno es la comida más importante del día, desde un punto de vista evolutivo no tienen sentido. Y menos aún si a esta comida la acompañamos de cereales bañados en azúcares y otros productos procesados que elevan nuestra respuesta insulínica.

Esto ya lo sabían religiones de Oriente Próximo como el judaísmo, el Islam o el cristianismo ortodoxo y por eso imponían días de ayuno.

Platón afirmaba que los ayunos mejoraban la capacidad física y mental. Pitágoras requería a sus alumnos ayunar antes de ir a clase. Plutarco afirmaba que un día de ayuno era preferible a cualquier medicamento. Séneca en su tratado Sobre la Ira hace mención que ya los médicos hace dos mil años  ponían como tratamiento el ayuno para curar enfermedades a sabiendas del poder curativo que el propio cuerpo tiene. Hipócrates decía que comer cuando estás enfermo es alimentar tu enfermedad. Podría seguir pero creo que queda clara la idea.

Casi todo el mundo entiende que el entrenamiento produce un estrés metabólico que hace que el cuerpo mejore, pero extrañamente no aplican el mismo argumento cuando hablamos del ayuno.  Desde hace pocas décadas la gran industria de la alimentación, cuyos beneficios no vienen de que la gente esté sana, sino de vender más, ha puesto de moda hacer no menos de cinco comidas al día, introduciendo entre las comidas principales dos snacks y vendiéndolo como la quintaesencia de la salud. Nunca el ser humano ha tenido tanta comida a su disposición y también nunca ha sido tan grande la lista de enfermedades que le afectan.

La relación del ser humano moderno con lo que come, en muchas ocasiones está vinculado a sus emociones. Incapaz de gestionarlas correctamente, encuentra en todo tipo de alimentos procesados, normalmente cargados de grasas saturadas y azúcares, un placer fugaz que adormece su cerebro.

Ya desde la infancia nos enseñan que si nos portamos bien nos darán chocolate o que si comemos toda la comida tendremos postre. Ese comportamiento, en apariencia inocente, desarrolla una mala relación con la comida en la vida adulta.

El deseo de alimentos densos desde el punto de vista calórico, que suponía antes una ventaja evolutiva, ahora se ha convertido en una tendencia autodestructiva.  Antiguamente, la única manera de comer algo dulce era en forma de fruta. El azúcar del alimento era acompañarlo con grandes cantidades de fibra que enviaban al cerebro la señal de saciedad. Ahora los alimentos ultraprocesados están diseñados para inhibir esa señal de saciedad y poder ingerir de una sentada grandes cantidades de azúcar que de manera natural sería imposible. Esto hace que nuestro cerebro libere serotonina, una sustancia que nos ayuda a sentirnos mejor, pero también que nuestro páncreas tenga que liberar grandes cantidades de insulina para contrarrestar ese choque de glucosa.

Tras el subidón de azúcar vendrá un bajón que, como un adicto, empujará a nuestro cuerpo a la necesidad de un nuevo chute calórico. Esto produce un círculo vicioso en el que el cuerpo se hace resistente a la insulina segregada, por lo que cada vez tiene que generar más para producir el mismo efecto. El final de este proceso es todo tipo de enfermedades como la diabetes o el Alzheimer (denominada por algunos círculos científicos como diabetes tipo 3)

Volviendo a la antigua Grecia, Hipócrates  decía que la protección más importante contra la enfermedad era la moderación y una vida sana.  Pensaba que el estado natural de una persona es estar sana y que la enfermedad surge a causa de un desequilibrio físico o psíquico. Por tanto, la receta para estar sano era la moderación y la armonía.

En Delfos, el segundo de los principios, después del ‘conócete a ti mismo’, era ‘de nada demasiado’, es decir, buscar siempre ese principio de moderación. Los grandes sabios dijeron hace miles de años que el diez por ciento de lo que comes te mantiene vivo, el noventa por ciento restante mantiene vivo a tu médico.

***

Nuestro cerebro ha coordinado de manera perfecta sus acciones el 99 por ciento de las veces a lo largo de la historia. Muchas veces descansar era un lujo, de modo que cuando teníamos esa posibilidad no había que desaprovecharla. Desde hace pocas décadas, el holgazaneo se ha convertido en la forma de vida del ser humano por excelencia[iii]. Hemos cogido nuestros cuerpos fuertes y robustos de cazadores recolectores y lo hemos metido con calzador en un mundo artificial, al igual que el pez en la pecera con bombillas artificiales, alimentos preparados y medicamentos que lo mantienen enfermo, pero vivo.

Como hemos dejado de hacer lo que nuestros cuerpos deberían de hacer lo estamos pagando con creces. Casi todas las causas de muerte del llamado mundo desarrollado no existían para nuestros antepasados.[iv]  

Christopher McDougal dice que todas las películas de acción retratan el fin del mundo como una gran explosión producida por una guerra nuclear, un cometa o evento similar, pero el verdadero cataclismo podría estar ya forjándose sigilosamente delante de nuestras narices.[v]

Quizá lo antiguos hindúes manejaban sus bolas de cristal mejor que los estudios de Hollywood cuando predijeron que el fin del mundo no terminaría con una gran explosión sino con un gran bostezo. Shiva el destructor nos destruiría haciendo….nada, holgazaneando. Retirando la fuerza vital de nuestros cuerpos y dejando que nos convirtamos en babosas, escribe. [vi]

Los estoicos distinguían entre la mente y el cuerpo como sustancias separadas, pero a su vez sabían reconocer el estrecho vínculo entre las mismas. Es decir, la mente no forma parte del cuerpo pero un cuerpo decrépito o saludable tiene el potencial de alterarla. Fue precisamente en el imperio romano donde nació la afamada expresión mens sana in corpore sano, cuyo sentido original era orar para disponer de un espíritu equilibrado dentro de un cuerpo equilibrado.

El cuerpo es entendido como una herramienta que actúa como catalizador del rendimiento mental y espiritual. Mientras el vicioso abusa de su cuerpo sin límite lesionando su alma, el virtuoso lo cuida para mantener el equilibrio interno.

Pero no cometamos el error de caer en la trampa del narcisismo. Sin duda, una buena forma física es señal de fortaleza, pero fuera de estímulos naturales, la motivación para adquirirla puede indicar alguna debilidad profunda e incurable[vii], nos recuerda Taleb.

Algo que tenemos que tener bien presente es que el cuerpo tiene fecha de caducidad debido a que nuestro paso por el mundo es fugaz (memento mori). El alma no es el vehículo del cuerpo, sino que el cuerpo es el vehículo del alma y por eso cobra especial sentido el cuidarlo con mimo y no arrojarse a los excesos, muchos de ellos provocados por una mala gestión emocional.

 El que vive como si nunca fuera a morir se condena a un sufrimiento justo, ya que ha elegido ser bueno mañana en lugar de serlo hoy. Acepta las reglas de la vida y actúa acorde a sus limitaciones, dejó escrito  Epicteto.

En el mundo heleno, el deporte no respondía al concepto actual o, al menos, no del todo. Era considerado como algo mucho más valioso y recogía un amplio espectro de valores. La preparación psicológica para la competición y el respeto a los dioses, imprimían un mayor ánimo al atleta y aportaba los requisitos que todo griego distinguía del hombre perfecto, tanto física como moralmente. El entrenamiento del deportista era considerado como una preparación para la guerra y para la vida, un equivalente en la paz a los riesgos de la guerra, una válvula de escape para el valor y el instinto de la competitividad.

Poco a poco, esa imagen del deporte y el culto al cuerpo se fue desvirtuando y es desde hace pocas décadas cuando ha empezado a coger nuevamente protagonismo.

Un gimnasio del siglo XIX como en el que entrenaba Santiago Ramón y Cajal probablemente tenía  muy poco que ver con un gimnasio actual. En un intento del hombre moderno de buscar la comodidad en todo, ha incorporado todo tipo de poleas, bancos donde estar cómodamente sentado mientras entrena o máquinas específicas para trabajar hasta el músculo más pequeño y con ello ha restado antifragilidad al entrenamiento.

Con esto no digo que este tipo de máquinas no sean eficientes, sin duda es mejor usarlas que no hacer nada, pero, volviendo al entorno en el que mejor adaptados están nuestros genes, un gimnasio más cercano a lo que nos podíamos encontrar en el siglo XIX, es decir barras, discos y algo para colgarse, es más eficiente desde el punto de vista corporal que los cientos de aparatos que inundan los gimnasios actuales.

En el entorno de los cazadores recolectores, el hombre tenía que ser fuerte por naturaleza y para ello, de todas las cualidades físicas, la fuerza era determinante. Esta le daba al homo sapiens la posibilidad de comer, aparearse y, en definitiva, sobrevivir.

Desde un punto de vista atlético, la fuerza física supone el cimiento sobre el que se construyen todas las demás capacidades. La fuerza te da velocidad, resistencia y potencia y la evidencia científica nos muestra que, a la hora de quemar grasa, es más efectivo un entrenamiento de cuarenta minutos de fuerza que interminables sesiones en la bicicleta estática o en la cinta de correr. Si además, se realiza en ayunas como es lo óptimo, las  sinergias que se producen hacen que el beneficio sea exponencial.

***

La clásica formación el V de algunas aves al volar hace que ahorren energía en los vuelos migratorios, a menudo de grandes distancias. Cuando el ave impulsa sus alas hacia abajo, lo que hace es comprimir el aire que se encuentra en la parte inferior de las mismas. En cuanto el que va en cabeza se cansa, pasa al final de la fila y es relevado por otro. De la misma manera, si alguno tiene alguna herida o el cansancio le impide continuar, abandona la formación junto a otro pájaro que lo acompaña mientras se recupera, momento en el cual avanzan para dar alcance de nuevo al grupo. De esta forma van haciendo sinergias entre todos que serían imposibles de manera individual.

Un gimnasio moderno funciona como la línea de ensamblaje de una fábrica[viii]. De una máquina se pasa a la otra, para trabajar otro músculo. Por supuesto esto no funciona. Al igual que los pájaros, cuando los músculos trabajan de manera aislada, se olvidan de las sinergias que les proporciona trabajar en su conjunto.

Por ello, sin duda es más efectivo realizar ejercicios que imiten patrones naturales de movimiento como las sentadillas, el peso muerto o el press militar, pero también el entrenamiento con kettelbels, con el propio peso corporal, con anillas, incluso sorprendiendo al cuerpo con nuevos desafíos como arrastrarse en plan comando por debajo de un tronco o esprintando hasta que los pulmones estén a punto de estallar. De esta manera, decenas de terminaciones nerviosas y músculos auxiliares se verán activados de pronto.

Con esto no digo que nos olvidemos por completo de los ejercicios de aislamiento si estamos acostumbrados a realizarlos, pero sí que los eliminemos de la base la pirámide, en donde situaríamos los ejercicios antes nombrados, y los llevemos a la punta, no incluyendo más de uno o dos de estos ejercicios de aislamiento por sesión de entrenamiento.

El entrenamiento de las legiones romanas era tan duro que se decía que, a excepción de la sangre, no había ninguna diferencia con respecto a la batalla real.

Caminar es la manera natural de desplazarse del ser humano. La evidencia moderna nos muestra que los beneficios de simplemente caminar son incontables. Uno de ellos es que aumenta el flujo sanguíneo al cerebro y esa activación mejora las funciones cognitivas. Los cazadores recolectores pasaban parte de su día deambulando por ahí en busca de presas y de la misma manera, las legiones romanas en su entrenamiento, se acostumbraban a hacer grandes marchas de incluso cuarenta kilómetros, cargando con todo su equipo militar.

Otro de los entrenamientos a los que se veían sometidas las legiones romanas consistía en levantar grandes pesos. Levantar rocas o primitivas pesas desde el suelo, elevarlas sobre la cabeza o empujarlas hacia delante eran ejercicios habituales que, como vemos,  están muy cerca de la concepción moderna de esos ejercicios que he nombrado en forma de  sentadillas,  peso muerto,  press militarpress banca.

Solo una vez que el legionario estaba en plena forma, era instruido en el uso de las armas. Al principio el escudo y la espada eran sustituidas por armas de madera con pesos metálicos que hacían que pesasen el doble que uno normal. De este modo, cuando pasaban a armar reales les era mucho más sencillo manejarlas.

Decía Petronio que fue el miedo el que creó a los dioses. El miedo a las fuerzas que gobernaban la naturaleza y que éramos incapaces de entender. Por eso, al igual que el hombre primitivo creó la religión para tratar de dar explicación a la aleatoriedad de la naturaleza, cuando ese hombre se hizo sedentario, inventó los deportes prostituyendo y mercantilizando esa aleatoriedad.

En la naturaleza nunca se repite el mismo movimiento. Todo es aleatorio. Cuando vivimos en cautiverio, esto es, en la oficina, el gimnasio, el trayecto al lugar de trabajo o cuando hacemos deporte, esa aleatoriedad desaparece y la vida se convierte en una lesión por estrés repetitivo. [ix]

Los cazadores recolectores si querían sobrevivir tenían que cazar su propio alimento. De modo que  sus caminatas habituales a veces eran interrumpidas por súbitas carreras intentando cazar sus presas o huyendo de depredadores.

 Si nos fijamos, muchos deportes se basan en un concepto de entrenamiento a intervalos similar a este patrón.  Periodos de descanso activo acompañados de súbitos estallidos intensos. Un futbolista por ejemplo no se pasa todo el partido corriendo de aquí para allá. Habrá periodos durante el partido que vaya andando, otros que esté parado, otros trotando y otros esprintando hacia el balón.

Esto en la concepción actual se conoce como entrenamiento de intervalos de alta intensidad, con sus siglas en inglés HIIIT.

Con todo lo anterior, podemos llegar a la conclusión que desde un punto de vista ancestral, nuestros genes están adaptados a caminar, hacer ejercicios de fuerza y realizar entrenamientos de alta intensidad a intervalos.

Por tanto, para mejorar la salud en general, lo ideal sería adaptar este tipo de patrón, huyendo de la comodidad de las máquinas modernas o de las interminables sesiones en bicicletas estáticas o cintas de correr, que, como ya he nombrado, es mejor hacerlo que no hacer nada, pero no es lo óptimo. Al igual que no es óptimo para el cuerpo correr durante horas o largas jornadas de bicicleta, entre otros deportes. Antes de que los amantes de estos deportes se me echen encima, espero que se entienda que estoy contextualizando. No digo que no sea bueno o deseable practicarlos, sino que desde un punto fisiológico, el cuerpo no está adaptado para ello y por eso derivan en toda suerte de lesiones.

El sistema inmunológico es adaptativo. Se beneficia de los pequeños estresores que lo ponen a prueba y de ellos sale fortalecido.

Eliminar estos estresores nos hace más frágiles. Eliminar la aleatoriedad, que es el cemento de la naturaleza, hace que perdamos esa conexión ancestral con nuestros genes.

Ortega y Gasset lo describe de la siguiente manera: toda vida es lucha, es esfuerzo por ser sí misma. Las dificultades con las que tropiezo para realizar mi vida son precisamente lo que despierta y moviliza mis actividades, mis capacidades. Si mi cuerpo no me pesasen yo no podría andar. Sin la atmósfera, sentiría mi cuerpo como una cosa vaga, fofa y fantasmagórica. [x]

Es común, y por otra parte normal, preferir la comodidad a la incomodidad. El placer al sufrimiento. El descanso a la fatiga. Lo dulce a lo amargo. Lo lujoso a lo sencillo. Lo que mucha gente se niega a aceptar es que el sufrimiento va a llegar en alguna de sus formas, sea de manera voluntaria mediante la disciplina, la incomodidad y el entrenamiento o de manera obligatoria mediante la adversidad.

Schopenhauer tenía claro cuál era la razón de su ‘salud inquebrantable’ de la que gozaba cerca de los 70 años. El sueño es la fuente de toda salud y el guardián de la vida. Todavía duermo mis ocho horas del tirón. Debe usted además caminar rápidamente una hora y media todos los días renunciando a entretenimientos sedentarios. En verano hay que bañarse a menudo con agua fría. [xi]

El entrenamiento diario, la disciplina en la dieta y otro tipo de estresores como la exposición al frío o al calor, son mejores cuando se hacen de manera voluntaria que cuando se hacen de manera obligatoria en forma de receta impuesta por el médico o el fisioterapeuta para curar molestias o enfermedades.

Madrugar o dedicar tiempo a formarse y reflexionar son mejores cuando  se hacen por voluntad propia que cuando sigues las convicciones de un tercero con el que a menudo no estás de acuerdo.[xii]

Mucha gente piensa que la disciplina implica sacrificio. Que implica fustigarse en una lucha continua entre lo que quieres hacer y lo que debes hacer.  La disciplina  no es otra cosa que  tomarse en serio a uno mismo y tomarse en serio a uno mismo es el mejor camino para no tomarse en serio a cualquiera. Como tú te tratas, está dejando claro qué tipo de persona eres.  Cuidar tus pensamientos, tus acciones, tu lenguaje, tus emociones, la forma en la que te mueves, lo que ves, lo que escuchas, con quién estás en tu día a día y a quién dedicas tu tiempo es la mayor muestra de amor propio. 

Lo único seguro que tienes en la vida y que nadie te puede arrebatar es tu cuerpo. La sabiduría estoica nos recuerda que todo es transitorio y en cualquier momento te puede ser arrebatado. Tus bienes, tu casa o tus seres queridos, nada excepto tu cuerpo te pertenece. Por eso me cuesta mucho ver y entender que haya gente que decide no cuidarse, incluso a veces llegando al punto en el que la dejadez es tal, que la conducta se vuelve autodestructiva.

Muchas veces la escusa es la falta de tiempo pero en realidad es una cuestión de prioridades. Si tu prioridad no es cuidar tu cuerpo entonces no entiendo cuál puede serlo. Si no eres capaz de cuidarte es muy difícil que tengas confianza en ti mismo, que te quieras y que te aceptes, porque lo más importante lo estas descuidando. El amor propio empieza en cuidarse a uno mismo y es muy importante cuidar de tu mente y de tu cuerpo con acciones como hacer ejercicio, leer o  meditar.

            Imagina que haces un cambio en la alimentación y a los dos días lo abandonas. Que empiezas el gimnasio y a la semana te cansas. ¿Qué tipo mensaje le estás enviando a tu subconsciente? que eres flojo, que no eres capaz de comprometerte, que fracasas en lo que emprendes, que prefieres la comodidad inmediata a los enormes beneficios futuros.

Posponer la gratificación instantánea mediante la disciplina y el autocontrol, cuando se hace por voluntad propia  siempre es mejor que perder la libertad a causa de las malas decisiones.

            Maquiavelo advierte que esta es la conducta que debe observar un príncipe prudente. No permanecer nunca inactivo en tiempos de paz, sino, por el contrario, hacer acopio de todo tipo de enseñanzas para valerse de ellas en la adversidad, a fin de que, si la fortuna cambia, lo halle preparado para resistirle.[xiii]

Séneca dijo, evita el lujo y el disfrute afeminado. Hace débiles a los hombres, les hace permanecer inconscientes, como en una borrachera continua. El que siempre se protege del viento, cuyos pies están constantemente calientes y cuyas habitaciones permanecen aisladas del frío, peligrará al enfrentarse a la mínima brisa.  Todos los excesos son malos pero ninguno peor que el exceso de comodidad. Afecta al cerebro. Hace a los hombres perder la visión de la realidad y se vuelve nebulosa la separación entre lo verdadero y lo falso.

El hombre moderno parece haber realizado un acuerdo tácito con la sociedad mediante el cual renuncia a su libertad, a sus instintos, a la necesidad de expresar sus cualidades innatas y a adaptar sus genes al entorno (y no al contrario), a cambio de todo tipo de comodidades.

No digo que las comodidades de la vida moderna estén mal, pero cuando estas definen al ser humano y suponen la totalidad de su día a día hacen que aparezcan los problemas.  Hemos cambiado escasez por abundancia, movimiento por sedentarismo, naturaleza por asfalto, esfuerzo o hambre por exceso de confort. A cambio hemos recibido enfermedad física y psicológica y cada vez menos capacidad de adaptación a los cambios externos.

Gandhi decía que  la civilización lo es solamente de nombre. Es, según la expresión del hinduismo “la era negra, la era de las tinieblas”. Hace del bien material el único propósito de la vida, no se ocupa en absoluto de los bienes del alma.  Trastorna a los europeos, los hace siervos del dinero, los toma incapaces de hallar la paz y hasta de sentir vida interior. Es un infierno para los débiles porque mina la vitalidad de la raza. El destino último de esta civilización satánica es destruirse a sí misma [xiv]

La sociedad se ha convertido en un enorme lecho de Procusto [xv]  para todos nosotros. A veces el lecho es provechoso, pero en la mayoría de los casos, este lecho, resta la aleatoriedad necesaria de la que se compone la vida misma. Las reglas, los gobiernos, el mundo académico, los gimnasios, los deportes, los viajes diarios al lugar de trabajo, las relaciones humanas involuntarias o  los empleos, por poner algunos ejemplos, son un buen ejemplo de esto.

Desde la Ilustración, en la gran tensión entre racionalismo (cómo nos gustaría que fueran las cosas para que tengan sentido para nosotros) y empirismo (cómo son en realidad) hemos estado intentando cambiar al ser humano para que encaje con la tecnología. Hemos amañado su ética, para que encaje con sus necesidades de empleo. Hemos pedido que la vida entera encaje con algún tipo de narrativa. [xvi]Y, por supuesto, hemos olvidando el pasado evolutivo del hombre para que encaje por la fuerza en subtipos erróneos de cuidar su patrimonio biológico, a saber, su propio cuerpo.

Cada vez se hace más necesario la existencia interior de un Teseo que nos libre de muchos de esos lechos de Procusto impuestos y ese Teseo no es más que el conocimiento, como vengo defendiendo desde el inicio.

Quizá, al fin y al cabo, la serpiente que engañó a Eva  tenía razón. Puede que el hecho de que el hombre fuese expulsado de un inmenso jardín provisto de manantiales  y la más seductora vegetación hacia un mundo de trabajo y muerte  no fuese del todo un castigo al fin y al cabo. Quizá incluso fuese una bendición.

Cargar con la finitud y el esfuerzo hizo que el ser humano abriese los ojos y con ello obtuviese grandes logros en todos los aspectos, tanto físicos, como técnicos con la invención de grandes cosas. No frenemos esa rueda metiéndole el palo que nos haga volver al paraíso de la comodidad.


[i] Diamond, J. (2013) Armas, germenes y acero. Debolsillo

[ii] Taleb, N. (2016). Antifragil, las cosas que se benefician del azar. Ed. 1. Booket

[iii] Nacidos para correr, de Christopher McDougal

[iv] Ibíd.

[v] Ibíd.

[vi] Ibíd.

[vii] El lecho de procusto de Nassim Taleb

[viii] Vázquez, M. (2015) Barra libre. Entrena como un Hombre, Come como un Animal, Piensa como un Líder. Ediciones Salud Salvaje

[ix] Taleb, N. (2018) El lecho de Procusto. Aforismos filosóficos y prácticos. Ediciones Paidós

[x] Ortega y Gasset, J. (1999) La rebelión de las masas. Austral

[xi] Schopenhauer en El arte de sobrevivir. La frase original está contenida en la obra del autor Die Welt als Wille und Vorstellung

[xii] Vivar, P. (2021) Emotion ME – Podcast

[xiii] Maquiavelo, N. (2016) El príncipe.  CreateSpace Independent Publishing Platform

[xiv] Rolland, R. (1924) Mahatma Gandhi. Librairie Stock

[xv] El lecho de Procusto procede de un mito griego en el que Procusto era un herrero que también tenía una posada con una sola cama. Cuando sus huéspedes se tumbaban en ella, los amordazaba y si eran más grandes que el lecho,  les cortaba la cabeza y las piernas hasta que encajasen a la perfección. Si por el contrario eran más pequeños, estiraba sus músculos y hacía pedazos sus huesos con  el martillo de su fragua para que encajasen en su citado lecho. Esto fue así hasta que Teseo, el gran héroe Griego lo engañó para que se tumbase en su cama, lo amordazó y le hizo probar de su propia medicina. El mito se refiere a todas aquellas normas, en el contexto del ensayo, sociales, que hacen que nos tengamos que acomodar a ellas de manera exacta aunque no queramos

[xvi] Taleb, N. (2018) El lecho de Procusto. Aforismos filosóficos y prácticos. Ediciones Paidós

La otra historia del mundo

El siguiente artículo es un fragmento de mi libro Homo Irrationalis

Al principio del universo no había nada, solo un caos informe rodeaba toda la existencia. En una primera era de dieciocho mil años, ese caos fue equilibrándose en una especie de huevo cósmico donde las fuerzas del yin y del yang empezaron a equilibrarse. Tras ese ciclo, el huevo eclosionó y de él salió Pangu, un primitivo gigante velludo y vestido con pieles. ¿De donde eran las pieles si  todavía no existían los animales? pues a saber.

            Nada más nacer, Pangu se propuso la titánica tarea de crear el mundo y para ello, con un golpe seco de su hacha dividió las fuerzas del yin y el yang creando del yin la tierra y del yang el cielo. Dado que las dos fuerzas tendía a juntarse, para separarlas  permaneció empujando el cielo hacia arriba y la tierra hacia abajo mientas crecía a razón de 3.3 metros al día. Otros dieciocho mil años después, Pangu, como es lógico,  se sintió cansado y mandó bajar del cielo a los tres soberanos que pronto se convertirían en los primeros reyes. Luego, con la satisfacción del trabajo bien hecho,  se fue a descansar. Poco después, cuando empezaba a disfrutar de la jubilación, Pangu murió y su cuerpo se fue descomponiendo en las distintas partes que ahora forman el universo. De su aliento surgió el viento primaveral y las nubes, de su voz el trueno, de su ojo derecho el sol, del izquierdo la luna, de sus cuatro extremidades los puntos cardinales, de su sangre los ríos, de sus músculos las tierras fértiles, de su cabello las estrellas y la vía láctea, de sus huesos los minerales y de su sudor la lluvia. Las pequeñas criaturas que poblaban su cuerpo, como los piojos y las pulgas, llevadas por el viento, se convirtieron en los seres vivos y se esparcieron por el mundo dando lugar al inicio de los tiempos.

            Los humanos, recientemente creados se fueron agrupando en Zhongguó, la Tierra Central, país que era el centro geográfico de la tierra y que posteriormente pasaría a conocerse como China.

            Los tres soberanos enviados por Pangu eran Fuxi, Nuwa y Shennong y a ellos se les atribuye la invención de cosas tan importantes como la escritura, la pesca, la caza o la cocina.

            A Nuwa se le atribuye la propia creación de los seres humanos. Cuenta la leyenda que comenzó a crearlos en arcilla amarilla esculpiéndolos uno a uno a su propia imagen, pero pronto se dio cuenta de que esa tarea le llevaría mucho tiempo. Entonces introdujo la arcilla en una cuerda que movida rápidamente desprendería gotas y cada una de ellas se convertiría en un ser humano distinto. Estos seres humanos conformarían el pueblo mientras que los primeros, hechos a mano, serían la nobleza. A Nuwa también se le atribuye el desarrollo de la medicina tradicional China.

            Observado Fuxi como entre esos primeros hombres reinaba el caos, sin ningún tipo de orden moral, decidió organizar su modo de vida y estableció un sistema de gobierno, enseñando a los chinos a criar ganado y a crear símblos para generar registros. 

            A estos tres soberanos le siguieron los Cinco Emperadores siendo el más importante de ellos el Emperador Amarillo, a pesar de que no existe rastro arqueológico alguno de su existencia. Su nombre fue Huang Ti y se le atribuye la invención de la confección de ropa, el arte de fabricar barcos, los vehículos terrestres como el coche de caballos, la construcción de casas, el arco y las flechas, el compás, etcétera. Fue en su época cuando se desarrolló la escritura china y también la medicina. Para situarnos en el tiempo, estamos hablando de 25 siglos antes del nacimiento de Jesús.

            En estas leyendas vemos como se va perfilando el ideal del estado en China. Un estado imperial, centralizado y con una organización capaz de dirigirlo todo a través del emperador, que con el llamado mandato del cielo[i] está legitimado para gobernar.  

            Tras estos cinco emperadores, comenzaría la  dinastía Xia, primera monarquía hereditaria de la  historia china que comenzó a definir poco a poco las fronteras de lo que luego sería China. Durante este periodo, entre otras cosas, se creó el cómputo anual dividido en doce meses según la posición relativa de la Osa Mayor, así como la determinación de las labores agrícolas  y otras actividades políticas más convenientes para cada mes.

La mayoría de los libros occidentales que abordan la historia del mundo tienden a olvidar una parte del mismo. Los historiadores suelen empezar por Mesopotamia y continuar hacia occidente, obviando que mientras entorno al Tigris y al Eufrates se estaban desarrollando las primeras sociedades agrícolas, al otro lado del planeta estaba sucediendo lo mismo.

Hace unos diez mil años, se empezó a cultivar arroz en la cuenca del Yangtsé y poco después mijo en el norte de la provincia de Henan. Dos mil años después, las culturas del valle del río Amarillo empezaron a hacerse sedentarias y luego comenzó la domesticación de los animales dando comienzo a lo que conocemos actualmente como civilización china.

            Cuando algunas tribus nómadas se asentaron en un lugar determinado y domesticaron plantas y animales,  los pastores nómadas vieron un suculento botín en esos primeros asentamientos,  lo que ocasionó una serie de luchas intestinas que permanecerían constantes en la historia de la China imperial. Los nómadas necesitaban obtener productos agrícolas para garantizar su supervivencia y  esto los obligaba a relacionarse de manera forzosa con sus despreciados vecinos sedentarios. Para ello tenían dos opciones, comerciaban con ellos o, dado que la elevada mortandad del ganado no les dejaba mucho excedente para comerciar, obtener lo que buscaban de manera violenta mediante la conquista o la extorsión a través de políticas de terrorismo fronterizo. Esto llevó a que los agricultores sedentarios se viesen constantemente expuestos a los ataques nómada, más acostumbrados a la guerra, viéndose obligados a erigir fortificaciones lineales como por ejemplo La Gran Muralla, un conjunto de murallas construidas y ampliamente reformadas durante casi dos milenios por diferentes estados sedentarios.

            Estas guerras se prolongarían durante siglos dando lugar a diferentes dinastías. Ya en el siglo XIII, el conquistador mongol Gengis Khan, conocido por unificar las tribus nómadas de la estepa euroasiática, dirigió sus ataques contra Xia Xia y el Imperio Jurchen precisamente para extraer los productos y alimentos que necesitaba para mantener su estructura imperial recién creada. Puesto que los sedentarios se negaban a aceptar la extorsión, solo le quedaba la opción de la guerra y de ese modo, hacerse con todo el norte de China.

            Como vemos, conflicto entre pastores nómadas y tribus sedentarias estuvo profundamente arraigado en el mundo antiguo. El mito de Caín y Abel donde un pastor asesina a un agricultor porque envidia su modo de vida y su producción tiene su origen en estas luchas ancestrales.  Incluso más atrás, en la versión sumeria del mito es Elam quien ataca a Sumer. En todo caso, el agricultor sedentario venció al nómada, lo que dio lugar a la Revolución Neolítica en la que las frágiles chozas poco a poco se fueron convirtiendo en viviendas estables agrupadas en aldeas formando lo que se conoce como las primeras ciudades estado.

***

            De la misma manera que olvidamos que en la parte oriental del mundo también se desarrollo una civilización, tendemos a pensar erróneamente en occidente que los grandes inventos de la humanidad se atribuyen a esta parte del mundo mientras el resto simplemente se benefició de ellos. Lo cierto es que, por ejemplo, ya en la dinastía Shang, que comenzó en el 1600 antes de Cristo, se desarrolló la escritura e incluso usaban el pincel y la tinta para escribir sobre tiras de bambú. Las herramientas de hierro que reemplazaron a las de piedra y madera alcanzaron un gran avance en China mucho antes que en Europa donde el hierro forjado se utilizó siglos después. En el siglo V antes de Cristo en China empezaron a utilizarse varios tipos de moneda como tipo de cambio. Incluso un humanismo incipiente donde hubo una separación entre lo humano y lo divino surgió en las dinastías Shang y Zhou. Posteriormente, el Daoísmo señalaría que el ser humano no es el centro del universo y que el orden cósmico no es la extensión del orden humano. Ideas  que en Europa no llegarían hasta el Renacimiento.

            En la dinastía Song, que comienza en el 960 después de Cristo se desarrolló la imprenta  y, de ese modo, se dieron a conocer los textos escritos. Eso dio lugar a la aparición de tratados y enciclopedias de diversos temas y la proliferación de bibliotecas tanto oficiales como particulares. Hacia el siglo X, la imprenta ya se usaba de manera generalizada en China, cinco siglos antes de que Gutenberg la “inventara” en Europa.

            Hacia el siglo XII, las técnicas de navegación y la construcción de barcos estaba más desarrollada que en viejo continente e incluso utilizaban la brújula varias décadas antes de que se conociese en occidente. El desarrollo de la cartografía, libre de influencias religiosas impuestas por el cristianismo, también era mucho más preciso que su homónimo europeo.

            Respecto a la medicina, los chinos curaron enfermedades infecciosas mucho antes que en occidente e incluso trataron enfermedades psiquiátricas mientras los europeos pensaban que se trataba de espíritus malignos. Durante la dinastía Shang los chinos ya conocían los microorganismos en la sangre y los parásitos de los intestinos. Estamos hablando de mil años antes de la aparición del microscopio. Y al objeto de prevenir enfermedades como la viruela, los chinos ya practicaban la vacuna antivariólica  muchos siglos antes de que Edward Jenner demostrase su eficacia bien entrado el siglo XVIII.

            Los chinos tenían un elevado nivel de higiene personal y salud pública, recomendado para acabar con las plagas bañarse a menudo y lavarse las manos antes de comer. La descripción de la circulación de la sangre en el cuerpo humano como un circuito cerrado tuvo lugar por lo menos mil quinientos años antes de Willian Harvey, describiendo los chinos dos tipos de sangre, la sangre yin, de color oscuro y la sangre yang, de color claro.

            La anestesia se utilizó en cirugía dos mil años antes que en occidente por Hua Tuo, contemporáneo de Galeno. Hua Tuo también ideo un sistema de ejercicios de Chi-Kung llamado el juego de los cinco animales.

            La medicina china llegó a la india e incluso a los árabes, que luego se encargaron de difundirla en Europa. Y mientras Europa era saqueada por los bárbaros, los chinos disfrutaban de medidas sanitarias envidiables como el tratamiento de aguas residuales y el alcantarillado, condiciones de salubridad y barrenderos públicos.

            China tuvo una influencia enorme en Corea y viceversa donde el intercambio cultural fue prácticamente continuo y,  precisamente desde Corea, los pueblos nómadas entraron en Japón. Estos pueblos formaron la cultura Jōmon, que debe su nombre a una alfarería llamada de igual manera,  ya que en Japón la artesanía vino mucho antes que la agricultura y en el caso de la cerámica podríamos hablar de cierta sofisticación y complejidad en su decoración.

            Tras las primeras dinastías, en China se produjo el accidentado periodo de los reinos combatientes donde, como su propio nombre indica y durante siete siglos, las siete zonas de mayor influencia se disputaron la hegemonía, resultando vencedor el reino Quin. Tras ello China se unificó en 211 antes de Cristo dando como resultado lo que podríamos considerar el primer estado. Los emperadores de la dinastía Quin presionaron a sus vecinos cercanos y se produjo una emigración enorme de coreanos hacia Japón donde introdujeron técnicas de cultivo y modos de vida que darían lugar posteriormente a la cultura yayoi. La influencia de China también influenció notablemente la cultura japonesa apareciendo los primeros escritos en torno al siglo V y VI antes de Cristo.

            La filosofía china también tuvo gran influencia en el mundo antiguo. Por la ruta de la seda, que eran una especie de autopistas que conectaban todo el mundo conocido, aparte de mercaderías circulaban todo tipo de ideas. De ese modo se fueron expandiendo sistemas de pensamiento y religiones como el Budismo o, en menor medida el cristianismo y el Islam por oriente.

            El filósofo griego Heráclito, que vivió más o menos en torno al 500 antes de Cristo, influenciado probablemente por Zaratustra y este a su vez por los Chinos, estableció que la mejor de las tramas se forma con los opuestos y todas las cosas surgen de la contienda, entendiendo por los opuestos la contraposición de fuerzas entre en yin y el yang. En este aspecto, Pitágoras también aprendió la teoría de los opuestos de Zaratustra cuando decía que todo se genera del choque entre las fuerzas del Bien y del Mal, con las primeras se encuentran la Luz  y el hombre, con las segundas las Tinieblas y la Mujer. Cabe mencionar que aunque hubo algunos nexos de unión, ambas filosofías se desarrollaron por su cuenta. Por ejemplo, la astronomía y la cosmología griegas y chinas arrojaron ciertas diferencias fundamentales en los problemas que se consideraban importantes.

            He empezado este libro explicando, no por casualidad, como utilizando el yin y el yang Pangu creó el mundo según el mito chino. El ying y el yang representan la armonía y el equilibrio entre dos elementos contrapuestos. De acuerdo con esta idea, cada ser, objeto o pensamiento tiene dentro de sí mismo a su complementario por lo que nada existe en estado puro, sino que todo es una continua transformación. Por ende, la teoría del yin y yang nos dice que todo se transforma y complementa para estar siempre en la búsqueda de un equilibrio perfecto. De este modo, el universo puede existir con armonía.


[i] El mandato del cielo bendecía al gobernante. Fue un sistema hereditario entre padres e hijos pero nunca entre madre e hijas.

Si quieres algo ponte a ello, mañana es tarde

El siguiente texto es un fragmento de mi libro Homo Irrationalis

En la antigua Grecia y Roma la mujer era tratada poco menos que como un objeto. Siendo mujer, tras su nacimiento su padre tenía el derecho a sacarla a la calle y dejarla morir de frío. Si decidía mantenerla, su vida le pertenecía hasta que se casase, momento en el cual pasaba a pertenecer a su marido. Después de la primera guerra púnica, las mujeres romanas dijeron que ya valía. En un mundo dominado por los hombres se marcaron el objetivo de, por lo menos hacerse oír.

La amenaza de Aníbal había hecho que se promulgase la llamada Ley Oppia que imponía a las mujeres una serie de restricciones a la hora de utilizar adornos de oro o vestidos de colores.

Las mujeres se unieron y, por primera vez en la historia de Roma, actuaron en masa contra  aquello que consideraban tremendamente injusto.

Marco Porcio Catón,  como censor, se opuso. Si cada uno de nosotros, señores hubiera mantenido la autoridad y los derechos del marido en el interior de la propia casa, no hubiéramos llegado a este punto. Dijo en el Senado. Vosotros conocéis a las mujeres. Hacedlas vuestras iguales e inmediatamente os las encontraréis convertidas en dueñas.

Finalmente, las mujeres consiguieron que la Ley Oppia fuese revocada y eso no solo quedó ahí. Conseguida la iniciativa, poco a poco fueron obteniendo el derecho a administrar su propia dote, lo que las hacía económicamente independientes. Más tarde, consiguieron el divorcio[i]. Algo impensable tan solo unas décadas atrás.

Las mujeres de la época podían haber seguido acatando la vida que les había tocado con mansedumbre aceptación pero se propusieron cambiar su situación y orientaron todas sus acciones hacia ello. De ese modo, cambiaron la historia.

Con demasiada frecuencia nos quedamos pasmados mirando las agujas del reloj como corren en su interminable girar.  Nos pasamos los meses arrancando las hojas del calendario y viendo  cómo van pasando los días sin pena ni gloria. Dejamos que la vida se nos escape entre las manos como granos de arena fina mientras nos aislamos de la realidad. Y lo que es peor, nos pasamos la vida esperando a que pase aquella cosa que hará que lo cambie todo y mientras la esperamos sin hacer nada, cuando tomamos consciencia de todo el tiempo perdido ya es demasiado tarde. Creo que cuando pasa eso, ya es hora de tomar consciencia y analizar lo que estamos haciendo y hasta dónde queremos llegar con ese comportamiento.

Piensa que toda la vida está en el aquí y el ahora. No te empeñes en vivir en él allí y el después. Si tu intención es hacer que una planta crezca, haz lo que debes. Dale luz, fertilizante y agua. Una vez hecho esto, entonces sí puedes dejarla crecer por sí misma. El agricultor sabio sabe que no hacer nada es la mejor manera de progresar. Pero de la misma manera que las mujeres de la República romana sembraron para después recoger los frutos, sin la siembra, no esperes la cosecha.

***

En los siglos VII y VI antes de Cristo, Mileto era una ciudad moderna y comercialmente muy avanzada. De sus puertos salían y llegaban barcos cargados de toda clase de bienes y en esa floreciente sociedad nacieron los primeros estudios sobre la naturaleza, sobre la astronomía y sobre el arte de la navegación. Uno de sus ciudadanos, Tales era descendiente de una familia fenicia. De joven inició un viaje por Egipto y Oriente Medio y fueron los sacerdotes los que se encargaron de su educación enseñándole todo lo que se sabía sobre astronomía, aritmética y navegación. Poco a poco, el joven Tales se fue convirtiendo en un filósofo en el sentido estricto de la palabra aunque habría que esperar a Pitágoras y luego a Platón para que esa palabra tuviese un significado propio de profesión.  

Nunca demostró el más mínimo interés por los problemas de la vida cotidiana y mucho menos por las mujeres y a menudo caminaba distraído sumido en sus propios pensamientos. Sus vecinos lo consideraban como un inútil y hasta su esclava le tomaba el pelo. Una vez,  le vio caerse a un pozo mientras observaba las estrellas y estuvo un día entero burlándose de él. 

Herido en su orgullo, Tales se empeñó en demostrar que todos estaban equivocados y que, no solo no era un inútil sino que valía su talento era mayor que todos los ciudadanos de Mileto, su pueblo natal. De ese modo, pidiéndole dinero a su padre, compró a un precio muy bajo todas las almazaras que había en la isla para el aceite. Esto fue en invierno donde los precios, debidos a la falta de demanda estaban por los suelos.

Tales, estudioso de la astronomía, había pronosticado un verano  caluroso y una cosecha de aceitunas muy favorable y con el tiempo sus cálculos se confirmaron. Al otoño siguiente, pudo poner el precio que quiso prácticamente y como monopolizador del mercado acumuló un patrimonio que le permitiría vivir de las rentas durante toda su vida. Tras ello, se dedicó al estudio.

La fama de científico se la ganó gracias a que en el año 585 antes de Cristo predijo con total exactitud un eclipse de sol. A partir de ese momento, aumentó su credibilidad  y pudo dedicarse a sus tareas con más tranquilidad.

Entre algunas de sus obras, dividió el año en 365 días, fue el primero en descubrir la Osa Menor y su importancia para la navegación  y calculó la altura de las pirámides. Para ello midió su sombra cuando él mismo proyectaba una sombra de la misma longitud que su cuerpo. Tales concebía también el alma como inmortal que tomaba sucesivas encarnaciones y eso constituía su fuerza vital. Según Diógenes Laercio, Tales decía que no había diferencia entre la vida y la muerte y cuando le preguntaron, ¿entonces por qué no te mueres tú? Sentenció diciendo, porque no hay diferencia.[ii]

Tales tenía un carácter bastante tranquilo y enseñaba a todo aquel que tenía curiosidad por aprender. Fue una gran sorpresa en Mileto cuando lo incluyeron en la lista de los Siete Sabios al lado de Solón.[iii]

La historia de Tales, como la de Diderot* nos enseña que si te marcas un objetivo  y lo persigues con la suficiente fuerza, es muy probable que lo alcances, siempre y cuando el objetivo sea realista.

Si Diderot hubiese dado por vencido, nunca hubiéramos conocido su enciclopedia. Si Tales  hubiese hecho caso a sus vecinos, nunca hubiera entrado en la historia como uno de los Siete Sabios. Ponte objetivos realistas y trabaja todos los días un poco para conseguirlos.

Un propósito de vida es un marco general que encuadra nuestros objetivos y dirige nuestras acciones. Es una percepción de que nuestra vida tiene sentido y dirección[iv]. Cuando te marcas un objetivo, estableces un pacto contigo mismo para llegar a esa meta. Te presentas dispuesto a sacarificar tales cosas o tales otras para conseguirlo y poco a poco, esas ganas iniciales se van diluyendo. Tu cerebro, que te conoce mejor que nadie, empieza a boicotearte y utiliza argumentos verdaderamente convincentes: por una vez que no entrenes no pasa nada, vas a ser un esclavo de la comida, ese alimento después de todo tampoco es tan malo, todo el mundo lo come, etc.  Cuando dejas que esos pensamientos venzan, terminas por abandonarlo, y en consecuencia, acabas fallándote a ti mismo.

Un problema de base que existe es marcarse objetivos con un final definido. Eso hace que veas el final como inalcanzable en lugar de disfrutar del camino que te lleve a él.

Si vivimos una vida sin propósitos es fácil que suplamos esa carencia mediante adicciones de todo tipo, ya sea a la comida, al entretenimiento basura o encontrar la constante aprobación de los demás. En cambio un propósito te da estabilidad mental  y te ayuda a llevar mejor la adversidad en los momentos en los que se presente. En propósito es aquello que hace que nuestra vida tenga sentido y por eso, cuando fallamos en él enseguida nos sentimos mal. Por eso es tan importante una vida con objetivos, tanto a corto, como a medio y largo plazo. Trabajar un poco cada día sobre todos ellos hará que nos sintamos realizados y que, con la ayuda del efecto del interés compuesto, en el largo plazo consigamos cosas que nunca nos hubiésemos imaginado. La escuela cirenaica, con Aristipo a la cabeza, se concentraba en saber vivir el momento presente. La mayor parte de los hombres, según la edad, soporta su propia existencia amparándose en recuerdos del pasado o imaginando cómo será su vida en el futuro. Pocos seres superiores, en palabras de Aristipo, consiguen vivir sumergiéndose en el presente. A menudo las personas mayores exclaman “qué feliz era entonces” o con igual frecuencia vemos a los jóvenes con su mirada puesta en un improbable futuro, pero nadie piensa ni valora lo bien que se encuentra en este momento, que su vida está ausente de desgracias, que tienen salud y que todas las personas que conoce están bien[v]. Por ello vive el aquí y el ahora porque cuando tengas eso que ahora quieres tener, quizá por aquel entonces no tengas algo de lo que tienes ahora, que te hace feliz y que no  lo sabes apreciar.  No estropees el bien que tienes hoy con el deseo de lo que no tienes, decía Epicuro.

*La historia de Diderot se explica en el capitulo que precede al texto


[i] Historia de Roma, de Indro Montanelli

[ii] Vida y opiniones de los filósofos ilustres, de Diógenes Laercio

[iii] La historia de los griegos, de Indro Montanelli

[iv] Fitnes Revolucionario, de Marcos Vázquez

[v] Historia de la filosofía griega Tomo 2, de Luciano de Crescenzo

El privilegio de la libertad

El siguiente texto es un fragmento de mi libro Homo Irrationalis

El ser humano no está preparado para asumir la responsabilidad que conlleva vivir en libertad y por ello, desde que nace busca patrones que le garanticen la seguridad. Los bebés cuando nacen no se ven a sí mismos como figuras independiente sino que aun durante un periodo prolongado se consideran unidos a la madre desde un punto de vista funcional. Con aproximadamente dos años de edad, el niño empieza a sentirse como un ser individual y para orientarse y arraigarse en el mundo encontrando la seguridad que le daba su existencia preindividualista busca objetos transicionales,  como muñecos o peluches que, especialmente cuando se va a la cama y se siente solo, le salvaguardan contra la ansiedad. De ese modo, el apego a la madre se va sustituyendo progresivamente por el apego a estos objetos transicionales, mediadores entre el mundo interior de la imaginación y el mundo exterior.

A medida que el niño crece, estos objetos pierden la carga emotiva, pero no la necesidad del niño de buscar esa seguridad que calme su ansiedad. El proceso de individuación supone lanzarse a un mundo amenazador y peligroso y eso puede crear un potente sentimiento de angustia e impotencia.

De la misma manera que ese niño no puede volver a la seguridad del vientre de su madre, el adulto tampoco puede revertir el proceso de individuación,  de modo que ese adulto termina sometiéndose a otras personas de las que sigue dependiendo o llega a depender como medio de eliminar la soledad y la angustia pero a cambio pagando un enorme precio, su libertad. Como escribía Dostoievski en Los hermanos Karamazov, ese adulto no tiene  necesidad más urgente que la de hallar a alguien al cual pueda entregar, tan pronto como le sea posible, ese don de la libertad con el que él, pobre criatura, tuvo la desgracia de nacer.

Solemos equiparar la libertad con la buena vida. Una vida que creemos elegir conscientemente. Algo que nos supone un esfuerzo porque identificamos que cuantos más objetos personales tengamos o podamos tener más libres seremos y por lo tanto más felices. Esta vida  nos exige el sobre esfuerzo para, como en el país de la Reina Roja, estar constantemente corriendo para poder estar siempre en el mismo lugar.

Para los taoístas la libertad significa todo lo contrario. Vivir bien pero vivir sin esfuerzo, conforme a nuestra naturaleza. En este contexto, el ser humano no es que actúe acorde a las circunstancias que él mismo ha elegido, sino el que nunca tiene que elegir.

Bajo una vida de constantes esfuerzos por mantener el estatus o la posición social, los seres humanos creen ser libres pero en realidad es una ilusión. Sus religiones son un intento de librarse de la libertad que nunca han tenido y su política cumple la misma función. Estos banales sucedáneos hacen que el hombre  nunca haya buscado la verdadera libertad. Es raro que el individuo  persiga la libertad más allá de la comodidad que deriva en servilismo. Ningún tirano ha llegado al poder haciendo apología de la dictadura y de la violencia, todos lo han hecho prometiendo la libertad y la seguridad.

Platón nos recuerda, en su crítica a la democracia  que cuando un pueblo, devorado por sed de libertad, se encuentra con que a su frente hay escanciadores que la sirven a discreción hasta embriagarlo, ocurre que si los gobernantes resisten a las exigencias de sus súbditos reciben el nombre de tiranos. Y también sucede que todo el que se muestra disciplinado con los gobernantes, es definido como hombre sin carácter y como esclavo. Que el padre atemorizado acaba tratando a su hijo como si se tratara de un igual, que el maestro no osa criticar a sus alumnos y estos se burlan de él, que los jóvenes pretenden los mismos derechos que los viejos. En este clima de libertad, en nombre de ella no hay más consideración ni respeto por nadie, y en medio de tanta licencia nace y se desarrolla una mala planta, la tiranía[i].

Aristóteles, escribe en su Política que el esclavo mismo es una especie de propiedad animada y cualquier hombre al servicio de los demás es, por lo tanto, un instrumento que actúa como un instrumento. No obstante, el griego se refiere a los esclavos como herramientas vivas de trabajo siendo hombre de otro el que en tanto que hombre se convierte en una propiedad, y como propiedad es un instrumento de uso y completamente individual.

El filósofo consideraba que el hombre era un ser político por naturaleza y que, por ende, debía ser libre. Los esclavos, debido a su condición  y al estar sometidos a una tercera persona, no deberían en la política aristotélica participar en la vida social ni expresar sus propias ideas. Sin embargo, con frecuencia sucede lo contrario.  Los esclavos tienen cuerpos de hombres libres, y hombres libres con almas de esclavos, escribe el filósofo.

En este sentido, para el griego la idea de libertad está ligada a la esencia misma del ser humano.  La libertad aristotélica reconoce a la persona la capacidad para decidir libremente y de manera racional frente a una amplia gama de opciones. Esto no significa hacer lo que  uno quiera, sino ampliar la libertad junto con la de los demás, considerando Aristóteles como un atentado a los principios morales a todo aquel que abuse de su libertad.

La libertad, por lo tanto, en la línea del pensamiento de David Lloyd no es un privilegio que se otorga, sino un hábito que debe adquirirse.

Aristóteles distinguía tres modos de vida que se podían elegir con libertad por los hombres excluyendo de esta ecuación a los esclavos. Estas formas de vida tenían en común su interés por lo bello, entendido esto como aquello que no es necesariamente útil: la vida del disfrute de los placeres corporales, la vida dedicada a asuntos de la polis y, por último, la vida del filósofo dedicada a contemplar las cosas eternas.[ii]

***

Catón el Joven era uno de los hombres modélicos para Séneca, que lo consideraba como incorruptible, austero, patriota y defensor de recuperar las tradiciones más antiguas de Roma. Tanto Catón se opuso a Julio César, como ya lo había hecho su bisabuelo Catón el Viejo contra Cornelio Escipión, dos figuras muy populares, cada una en su época.

Cuando el senado romano se empezó a corromper hasta provocar una enorme crisis en la República, aún se recordaba con nostalgia la figura de Catón el Viejo, sobre todo en su familia donde su bisnieto se propuso ser como él.  [iii]

Catón orientó todas sus fuerzas a perseguir a los cargos políticos que se habían apropiado de fondos políticos. Su rectitud le llevó irremediablemente a enfrentarse con Julio César, que presentaba con su personalidad extravagante la antítesis de todo lo que era Catón.  A Catón no le preocupaban en absoluto todos los lujos de los que disfrutaba César. Incluso a veces recorría las calles descalzo y jamás se desplazaba en carruaje.

Su enemistad con Julio César fue en aumento, incluso traspasando la esfera política a raíz de la prolongada relación que la hermanastra de Catón, Servilia, inició con el famoso general romano.[iv]

La batalla de Thapsus fue decisiva a la hora de mostrar que Julio César se convertiría en el líder político de toda Roma y, ante esto, Catón prefirió suicidarse antes que aceptar la autoridad de César.

Catón comenzó a preparar su muerte de manera adecuada. Tras un baño y una cena cogió Fedón, de Platón. Catón se dio cuenta de que su espada no estaba colgada de la pared y manda a un sirviente para que se la traiga. Después, se la clavó en el estómago.

Para su desgracia, uno de los sirvientes lo descubrió tendido en el suelo desangrándose y llamó al médico, quien en contra de su voluntad, lavó y curó la herida. En cuanto lo dejaron solo de nuevo, Catón se arrancó los puntos y empezó a sacarse las entrañas con sus propias manos o, al menos, eso es lo que cuentan las crónicas.

Catón el Joven murió a los cuarenta y ocho años sin ofrecer la posibilidad a Julio Cesar que le ofreciera su clemencia dándole una falsa sensación de libertad, ya que debería someterse a él. De este modo murió libre. Al enterarse de la noticia, Julio Cesar exclamó, Catón, a regañadientes acepto tu muerte, como a regañadientes hubieras aceptado que te concediera la vida.[v] Con este acto, Catón se negó a ser un esclavo.

Tan cerca tenemos la libertad y ¿aún existen esclavos?, ¿no preferirías, por tanto, que tu hijo pereciera de forma similar, a que se hiciera viejo siendo un cobarde?…Supón que no quieres proseguir la marcha: te empujarán hacia delante. Haz que dependa de ti lo que está en poder de otros. Desdichado, eres esclavo de los hombres, de las cosas, de la vida, porque la vida, si falta el valor de morir, se convierte en servidumbre, escribió Séneca, a lo que continuaba diciendo: Como una obra teatral, así es la vida. No importa el tiempo, sino el acierto con que se ha presentado. No atañe a la cuestión del lugar en el que termines. Termina donde te plazca, tan solo prepara un buen final.

La libertad es un concepto que está en boca de todos pero que muy poca gente llega a entender en su sentido más amplio. Nos encanta gritar que somos libres y entendemos que, por ejemplo, una dictadura es una agresión directa contra nuestra libertad. Vemos la libertad como algo intocable, como un objeto de deseo, pero no entendemos las consecuencias que tiene el acceso a esa libertad.

Spinoza veía la libertad como una piedra lanzada al aire. Si pudiese volverse  consciente, pensaría que su voluntad de moverse hacia adelante es lo que la impulsa cuando lo que realmente la mueve es la fuerza del lanzamiento y la gravedad. En estos términos, lo mismo ocurre con la libertad de los seres humanos, nos parece que escogemos algo siendo libres y nos gusta pensar que tenemos control sobre nuestras vidas, pero eso se debe a que no sabemos ni comprendemos de dónde surgen nuestras elecciones y acciones. Para Spinoza, el libre albedrío es una mera ilusión al no existir ninguna acción libre ni espontánea[vi]. A pesar de todo, el filósofo pensaba que la libertad humana era posible y deseable. Que nuestras emociones surjan de nuestras propias elecciones en lugar de estar provocadas por acontecimientos externos. Según el autor, sólo así podríamos llegar a ser verdaderamente libres.

¿Te ha pasado alguna vez  que, por ejemplo, alguien es mal educado contigo y llegas al punto de perder los estribos? ¿O que el coche delante de ti haya hecho una maniobra incorrecta y de pronto te descubras a ti mismo, dentro de tu coche, gritándole al viento? El que controla este tipo de situaciones era, para Spinoza, el auténtico hombre libre. 

Para los cínicos, que llegaban un poco más allá,  el concepto de libertad era entendido como el Bien Supremo y solo se podía alcanzar a través de la autosuficiencia. El verdadero cínico no era esclavo de sus emociones ni de sus necesidades físicas, no sentía miedo al frío, al hambre, o a la soledad y nunca tenía deseo de sexo, de dinero, poder o gloria.  Un modelo de vida totalmente alejado de la mayoría ofreciendo una crítica destructiva a los valores tradicionales. El cinismo, más que una escuela filosófica, fue un estilo de vida en el que sus adeptos, una vez liberados de sus necesidades, de desentendían de la política, la física, y toda especulación filosófica que no fuese la ética. Se autodefinían como ciudadanos del mundo, sin casa, sin ciudad y sin patria[vii] y de ese modo eran libres.

La mayoría de la gente tiene miedo a ser libre. No están emancipados de ese tutor que le ha guiado toda la vida en forma de sociedad, estado, familia, etcétera y, por ende, no saben tomar decisiones sin someterse a sus dictámenes ni a un análisis previo.

Cuando Kant dice sapere aude, o atrévete a pensar, sabía que para poder elegir bien era necesario tener libertad. Adán y Eva vivían felices en el paraíso hasta que Dios decidió recortar su libertad. La prohibición de comer la fruta del árbol prohibido hizo aflorar los anhelos que para siempre han acompañado al hombre y se rebelaron contra su propio Dios. No estaban dispuestos a sacrificar su libertad por nada. También se rebelaron contra la ignorancia anteponiendo la curiosidad al mandato divino. La consecuencia fue que Dios les concedió la libertad absoluta, lejos de su amparo. Te ganarás el pan con el sudor de tu frente[viii].

Este es el verdadero precio de la libertad. El trabajo personal para lograr una vida plena.


[i] La Repúblicam de Platón

[ii] La condición humana, de Hannah Arendt

[iii] El romano fanático que prefirió arrancarse las entrañas antes que rendirse a Julio César, por Guillermo Caso de los Cobos

[iv] Ibíd.

[v] Ibíd.

[vi] Una pequeña historia de la filosofía, de Negel Warburton

[vii] Historia de la filosofía griega Tomo 2,  de Luciano de Crescenzo

[viii] Génesis 3:19

Fanatismos y su ocaso

Un hecho curioso de la libertad, es que, al igual que la belleza, a veces se encuentra donde menos se espera o en el último sitio donde se buscaría. Al igual que una persona fuera de sí necesita un espasmo violento para que su mente recobre la cordura, la guerra con Alemania hizo despertar al pueblo ruso del trance hipnótico de la tiranía.  En palabras del historiador Mijail Gefter, se produjo una desestalinización espontánea. Una persona sometida a los caprichos del destino, inesperadamente, cara a cara con la muerte, halla la libertad para ganar control  de sí misma. [i]

La gente estaba más dispuesta a luchar cuando identificaba la causa  con la defensa de una comunidad en particular y no  con ideas abstractas de la madre patria soviética.

Para mucha gente, la guerra fue la época de la liberación del miedo al régimen. Ya no tenían que actuar reparando en todo momento en las consecuencias políticas de sus acciones. Ya no se producían detenciones aleatorias y se produjo una relajación del control del régimen político e incluso religioso. A partir de 1944 la familia empezó a recuperar sus costumbres religiosas y los hijos comenzaron de nuevo a bautizarse.

La gente ya no tenía miedo y apareció la libertad de expresión. Hablaban abiertamente de la pérdida de sus parientes, de sus sentimientos y opiniones de manera en la que antes hubiera sido imposible. En consecuencia, las instituciones estalinistas se fueron debilitando.

Casi ningún soviético había estado nunca fuera del país y la propaganda política les había  dado una visión muy restringida del mundo exterior. El encontrarse con el estilo de vida europeo supuso un shock emocional para los soldados. Vieron comercios mejor abastecidos y granjas privadas que, a pesar de la guerra, estaban en mucho mejor estado que las granjas colectivas soviéticas. Ya ninguna propaganda podía disuadirles de lo que estaban viendo con sus propios ojos. Incluso aplastados, los alemanes viven mejor que nosotros, exclamó el joven poeta Konstantin Simonov.

En esa época de apertura espiritual, la gente empezó a plantearse  los principios y valores del régimen. Tras  la guerra, la máquina de la propaganda trató de engatusar de nuevo a la población para que se preparase  para otro periodo más de sacrificio endulzado con vagas promesas,  pero la mayoría de la gente ya no tenía razones para creer esas promesas. [ii]

El conjunto de estos hechos supuso una abertura hacia el exterior y que los ciudadanos despertasen  del hechizo de la tiranía.

Muchos han querido destruir la belleza del mundo para convertir la tierra en un seminario de moralidad. Pero al igual que un músculo no puede permanecer contraído al máximo todo el tiempo, ni una pasión estar siempre en su punto más álgido, las dictaduras del espíritu no han podido conservar permanentemente su despiadado radicalismo.

Las verdades se pueden difundir, pero nunca imponer. Ninguna doctrina será más cierta porque se grite o se encolerice. Ninguna debería imponerse artificialmente recurriendo a la brutal propaganda.

Por ello nunca ha sido posible imponer de modo dictatorial una única religión, una única filosofía o una forma de ver el mundo, pues el espíritu siempre sabe resistirse a cualquier servidumbre. Ninguna época ha podido ser tan bárbara, ni ninguna tiranía tan sistemática, como para que algunos individuos no lograsen escapar de la violencia ejercida sobre las masas y defender el derecho a una opinión personal. [iii]

Por muchos Torquemadas que manden a cientos a la hoguera, por muy bien engrasada que esté la guillotina, por muchos trenes que transporten a ganado humano a la fría Siberia, lo humano es invariable. El hombre ha podido vivir siempre, incluso en tiempos de fanatismo. Por mucha muerte y tortura que haya a su alrededor, no podrán perturbar la claridad y la humanidad de los Erasmos, los Voltaires, los Castiglione y los Montaignes. Cuantas más cabezas corten, más volverán a salir.[iv]

Todo fanatismo se vale de polarizar la sociedad para imponer su idea propia de universo como única forma de ley permitida. Eso infunde una serie de dogmas en sus fieles que provocan una cerrazón mental tan grande que aprisiona su alma de tal modo que el pobre prisionero no se da cuenta de que está encerrado. La única manera de vencer este dogmatismo cerrado es aprender a pensar, mirar para adentro y ser consciente de uno mismo y de sus certezas. Si sabes que gran porcentaje de lo que tiendes a pensar con certeza, probablemente es falso o una mera ilusión, puedes alejarte del embrujo de este dogmatismo que embriaga el alma.

El mundo gira constantemente y con el paso de las generaciones, el sistema desecha lo que le paraliza. Las autocracias, las tiranías y las dictaduras sólo suponen una pequeña corrección a corto plazo tras la cual, el mundo se impulsa con más energía.

Dante conoció, como nadie, la índole de los tiranos y sabía exactamente el castigo que merecían. Por eso los situó entre los violentos contra el prójimo, a quienes castiga en el Séptimo Círculo, por inmersión en sangre hirviendo. Miguel Ángel decía que quien mata a un tirano, no mata a un hombre, sino a una bestia dado que estos carecen de amor por el prójimo como todo hombre debe sentir. Por lo tanto no tienen inclinaciones humanas sino de bestias.

Pero no se nos debe olvidar que el devenir histórico no es un continuo avanzar en base a progreso y desarrollo. Nunca un derecho se ha ganado para siempre, como tampoco está asegurada la libertad frente a la violencia, que siempre adquiere nuevas formas. Cuando los individuos consideran la libertad como algo habitual y no como el don más sagrado, de la oscuridad del mundo, surge de nuevo un misterioso deseo de violentarla.

Kant nos advirtió que el género humano en su conjunto efectúa pequeñas oscilaciones y que nunca dio un paso adelante sin retroceder poco después, con redoblada velocidad a un estado anterior. Eso es justamente la roca de Sísifo[v].          

Siempre que la humanidad ha disfrutado de períodos de paz durante demasiado tiempo, le sobreviene una peligrosa curiosidad por la embriaguez de la fuerza y el apetito por la guerra. De una manera incomprensible la historia provoca retrocesos que hacen que se derrumben los muros de la justicia adquiridos por herencia. Luego, una vez más, los despotismos se enfrían o envejecen y comienza un nuevo ciclo. [vi]

Los argumentos de esta vez hemos sido vencidos, la próxima vez venceremos grabados a fuego en la mente de los fanáticos machacan durante años con palabras y versos hasta que se convierten en un arma para alcanzar al odiado enemigo en el corazón. Estos fanáticos están constantemente recordando la derrota y la victoria futura, abriendo viejas heridas cada vez que están a punto de cicatrizarse. Sacudiendo constantemente a la juventud cuando esta iba a reconciliarse.

La idea flota perenne en el aire hasta que encuentra una nueva mecha en la que prender. El entusiasmo, con el furor del incendio de un bosque llega a todo un pueblo, a la nación entera, donde se transmite repentinamente de alma en alma arrastrando de nuevo  a miles de personas en el huracán de su ilusión. Una ilusión donde el sosiego de las almas de repente se convierte en tumulto. Donde los ideales en forma de palabra, fe, idea o cualquier otra cosa siempre intangible, invisible o inalcanzable, dan alas a un mundo pesado y lo eleva hasta las estrellas. No importa el holocausto de qué idea se consuman esas almas. [vii] La mecha ha ardido y ha comenzado de nuevo el ciclo del tirano.

A finales del siglo XIX la mayor parte de los europeos gozaban de los grados más altos de libertad individual para, pocos años después, sufrir su nivel más bajo en siglos.

Antes de la Gran Guerra, Europa, o gran parte de ella,  vivía en la Edad de Oro de la seguridad. El estado era la garantía suprema de la seguridad otorgando a sus ciudadanos los derechos necesarios, garantizados por el Parlamento. La moneda estaba respaldada por el oro, que garantizaba su invariabilidad y todo el mundo sabía lo que tenía, lo que podía hacer y lo que tenía prohibido.

En aquella época, todo lo radical y violento parecía imposible.

El siglo XIX estaba convencido de ir por el camino correcto y ser el mejor de los mundos posibles. Atrás quedaban guerras, hambrunas y revueltas a las que se las miraba con desprecio.

La ciencia y la técnica ofrecía constantemente nuevos milagros y la gente creía en la palabra progreso más que en  la  Biblia.

Las personas se hicieron más sanas y fuertes con la popularización del deporte y de las calles empezaron a desaparecer los lisiados y enfermos. Se creía tan poco en que una nueva barbarie asolará Europa como en fantasmas o brujas.

El buque insignia era el humanismo, a través del cual la humanidad lograría la paz y la seguridad.

En esta conmovedora confianza en poder asegurar la vida hasta sus más pequeños detalles  y contra cualquier tipo de aleatoriedad, se escondía como ave de rapiña una gran y peligrosa arrogancia.

Poco tiempo después, esos ciudadanos cegados por el idealismo y el progreso técnico tuvieron que dar la razón a Freud cuando afirmaba que la cultura y la civilización la conforman tan solo una capa muy fina, que en cualquier momento puede ser perforada por fuerzas destructoras del infierno. [viii]

Ese mundo cayó aniquilado como un castillo de naipes por la peor de todas las pestes, el nacionalismo, que envenena todo lo que toca hasta pudrirlo. Ni siquiera en sus pesadillas más oscuras la gente podría soñar hasta qué punto era peligroso este demonio.

Tras las dos guerras mundiales que acontecieron después, el espíritu de Europa cogió un nuevo impulso de progreso que dura hasta la actualidad. Un espacio sin guerras desde 1953 hasta la actualidad supera con facilidad el récord anterior de 38 y 44 años del siglo XIX. Pero un sector cada vez más grande de la población parece que se ha olvidado de ese peligroso pasado.

***

Ha comenzado una nueva batida contra los  que piensan libremente. Una especie de dictadura de pensamiento unilateral. Nadie aspira a comprender al otro sino a imponer su propio criterio como una marca de fuego. Contra los que no van a favor de la manada, se dirige un odio doblado. El pensamiento ha caído hasta el delirio colectivo. Como en otros tiempos, los sabios ya no luchan entre ellos con folletos y cartas elegantes, sino que se arrojan los unos contra los otros como si estuviesen en un mercadillo de modo grosero y ordinario. [ix]

Se regocijan jugando con ideas peligrosas pareciendo haber olvidado esa aleatoriedad, que en un momento, puede arrancarles de su alma su bien más preciado, su libertad, y arrojarles de nuevo a esas fuerzas del infierno.

Es nuestra labor, desde nuestro propio interior pensar a través de la razón y del humanismo. No esperes que el mundo cambie si no empiezas cambiando tú. Los cambios impuestos desde fuera hacia adentro no perduran. Piensa libremente, razona, sirve de ejemplo para tu círculo más cercano. Poco a poco podrás ir observando los cambios que eso produce.

Abre tu mente a nuevos pensamientos y exponte a todo tipo de ideas. Es el único modo de avanzar. Este es un punto clave sobre el cual volveremos muchas veces a lo largo del libro.

La libertad puede dar miedo. Puede ser hermosa y terrible a la vez. Puede que la libertad más absoluta conduzca al caos, pero no podemos olvidar que, sin ella, nuestro carácter humano deja de tener sentido  y nos convertimos en títeres a expensas de los traidores del espíritu.


[i] Figes, O. (2009) Los que susurran. La represión en la Rusia de Stalin. Editora y Distribuidora Hispano Americana S.A.

[ii] Ibíd.

[iii] Zweig, S. (2012) El mundo de ayer. Memorias de un europeo. Ed. 1. Acantilado

[iv] Zweig, S. (2012) El mundo de ayer. Memorias de un europeo. Ed. 1. Acantilado

[v] ¿Qué es la Ilustración? De Kant

[vi] Zweig, S. (2012) El mundo de ayer. Memorias de un europeo. Ed. 1. Acantilado

[vii] Zweig, S. (2012) Castellio contra Calvino: Conciencia contra violencia. Ed. 1. Acantilado

[viii] Zweig, S. (2012) El mundo de ayer. Memorias de un europeo. Ed. 1. Acantilado

[ix] Zweig, S. (2011) Erasmo de Rotterdam. La tragedia de un humanista. Ediciones Paidós

Domina tu ignorancia

NOTA: El texto que viene a continuación es un fragmento de mi libro El día que el mundo cambió, de la colección Atrévete a saber

Prometeo fue encadenado al monte Cáucaso como castigo de robar el fuego de los dioses. Diariamente, un águila le devoraba las entrañas durante el día y sus tejidos eran restituidos por la noche. En esa situación permaneció hasta que Hércules le liberó con el consentimiento de Zeus, quien combinaba en su ser la venganza y la compasión.

De la misma manera, el hombre que está preocupado todo el tiempo sobre el futuro,  tiene su corazón el día entero amenazado por el temor de la muerte, de la pobreza y de otras calamidades, y no goza de reposo ni paz para su ansiedad, sino en el sueño. [i]

Somos totalmente ignorantes de casi todo lo que pensamos acerca del mundo y eso hace que sintamos un terrible miedo de nosotros mismos, lo que nos lleva a creer en todo tipo de ideas erróneas.

Muchas veces nuestro cerebro se convierte en una amenaza más letal para nosotros que cualquier criminal que podamos imaginar. Vivimos totalmente desconectados del momento presente, con una mente enfocada en un futuro que nos provoca ansiedad, pero sin dejar de mirar de reojo un pasado que, lo que nos produce depresión. Eso nos arroja a un constante estado de alteración nerviosa. Ansiedad y depresión evolucionaron por la misma razón que el dolor, porque en ciertos momentos era útil. El problema reside  cuando nuestro cerebro pierde la capacidad de regular esas sensaciones desagradables. [ii]

            El lóbulo frontal del cerebro media en la llamada función ejecutiva y tiene en cuenta bits de información, busca patrones y con la información recibida, escoge una acción estratégica. Eso hace que el ser humano sea experto en reconocer patrones en todo su entorno. Lo que normalmente se denomina intuición no es más que el resultado del trabajo de miles de millones de neuronas que calculan probabilidades en fracciones segundo. Este reconocimiento de patrones mediante algoritmos bioquímicos del cerebro dista mucho de ser perfecto, porque se basan en el ensayo y el error. Para ello utilizan una serie de sesgos y heurísticos más adaptados a la sabana africana como hemos visto,  que a la jungla urbana [iii]

En un momento determinado de la evolución humana, ese reconocimiento de patrones suponía una ventaja evolutiva muy potente ya que podía indicarnos dónde podían estar las presas o los depredadores a ciertas horas del día o bajo ciertas condiciones. En ese mundo era mejor detectar patrones que no se encontraban en la realidad, que saltarse uno que sí y ser víctima de un depredador.

            En el mundo moderno, no necesitamos esa búsqueda constante de patrones para asegurar nuestra supervivencia, pero el cerebro sigue con esa tendencia natural a encontrar asociaciones entre cosas que no están relacionadas pero pensamos que sí. [iv]

            Esto nos lleva, por ejemplo, a que hagamos asociaciones entre cosas tan distintas como que un baile, un rezo o una figura de madera pueden hacer que llueva o salga el sol porque, en algún momento determinado así lo hizo, cuando en realidad los motivos eran totalmente aleatorios.

            Estas supersticiones no son puramente humanas. A principios de los años cuarenta del siglo pasado, el psicólogo B.T. Skinner utilizando palomas demostró que los animales también pueden ser supersticiosos. Para ello colocó a ocho de estas aves en diversas cajas con un dispensador automático de comida.

            Las palomas recibían alimento de manera totalmente aleatoria independientemente de lo que hiciesen, pero Skinner observó que cada una de las palomas desarrollaba una serie de conductas a la hora de recibir su comida. Una daba vueltas en el sentido contrario a las agujas del reloj alrededor de la caja, otra ponía la cabeza de una determinada manera, otra hacía sacudidas de cabeza raras… Tanto fue así que daba la impresión de que las palomas se comportaban de ese modo tan particular debido a que creían que su conducta provocaría la aparición de la comida. Nada más lejos de la realidad.

Este proceso fue bautizado por el psicólogo como condicionamiento operante y es una de las bases fundamentales de nuestro comportamiento. 

            Por primera vez de manera científica se estableció que el ser humano puede aprender a asociar cosas no relacionadas y a comportarse como si eso fuese real. Este tipo de comportamientos van desde deportistas que se ponen la misma ropa interior en los partidos, personas con algún tipo de Trastorno Obsesivo-Compulsivo que sienten la necesidad de hacer algún tipo de ritual antes, por ejemplo, de salir de casa, o gente que elige siempre los mismos números de la lotería.  Incluso los fabricantes de máquinas tragaperras, amparándose en los estudios de Skiner y otros psicólogos del comportamiento,  se dieron cuenta de que si los premios eran totalmente aleatorios la gente se volvía más adicta e introducía más dinero y durante más tiempo que si lo hacían siguiendo un patrón.

            Este tipo de comportamientos supersticiosos nos da una cierta sensación de control sobre el mundo y muchas veces nuestras creencias vienen de la mano de las emociones asociadas a ellas,  en lugar de la información disponible.

            Nos gusta pensar que tenemos intuición,   incluso que tenemos telepatía con cierta persona o algún tipo de poder especial, de modo que nos entusiasmamos cuando se dan coincidencias como que, justo cuando pasamos por al lado de una farola se encienda la luz o cuando estamos pensando en un amigo en ese momento nos llame o nos mande un mensaje, sentimos que hemos influido en esa aleatoriedad.

            Al calor de todo este tipo de cuestiones, la filosofía, especialmente la griega,  nació con el afán de darle un poco de rigor al discurso y para esclarecer nociones confusas en oposición al fomento de la retórica de la que hacían gala los sofistas. La  hélade  hizo de la civilización occidental un producto de la razón. En todas las demás civilizaciones, la razón siempre ha sido lacayo servil de la superstición, pero desde Sócrates, la aleatoriedad se ha visto mermada debido al auge de las ciencias matemáticas y la tendencia a la precisión terminológica. [v]

            Las primeras religiones surgieron como una expresión de las leyes. Din significa Ley en hebreo y religión en árabe. Para los romanos la religión la constituían todo tipo de acontecimientos sociales y la palabra religio era lo contrario de superstitio. En el mundo antiguo, la ley cumplía su función al margen de cualquier tipo de ritual supersticioso. En un momento determinado, el cristianismo abandonó el ámbito puramente marcado por la ley para abrazar lo ceremonial y ritualista, incorporando buena parte de los ritos paganos del Levante y de Asia Menor.[vi]

            Una característica que diferencia al homo sapiens del resto de animales es que es esencialmente grupal. En la naturaleza, la manada nos daba seguridad y protección y por eso ahora nos encanta unirnos a grupos, peñas o clubes para asumir su identidad para conseguir objetivos comunes, aunque eso implique trabajar codo con codo con gente que no conocemos de nada. Gran parte de este gregarismo humano  y sus orígenes se puede entender desde el punto de vista de la religión o la política. [vii]

Los judíos medievales que eran desterrados  poseían como talismán la confianza absoluta en su Dios. Cuando se los arrojaba a la hoguera apretaban contra su pecho las Sagradas Escrituras y con ese fuego interior no sentían tanto el ardor de las llamas. Cuando se les perseguía siempre les quedaba la última patria, la de Dios, de la que no podía expulsar ningún poder terrenal. Mientras la religión los mantenía unidos eran una comunidad y por lo tanto una fuerza. [viii]

A falta de una moral propia, las religiones proporcionan al individuo todo un sistema moral basado en sus principios. Estos principios hacen que la unión de individuos que no se conocen de nada empiecen a cooperar juntos a través de un conjunto de instituciones que influyen en su comportamiento.  Es lo que nos diferencia de los primates y otros animales y lo que hizo que el homo sapiens se pusiera por encima de otros homínidos como el Neandertal, ganando la batalla al resto de especies del género homo.[ix]  

Pedirle a la gente que abandone toda pertenencia al sistema de creencias religiosas y que se entregue a lo puramente racional sería como pedirle a un animal carnívoro y salvaje que se olvide de su instinto de matar a otros animales para comérselos, dice Noah Harari. [x]

***

En el punto más alto de las instituciones creadas por el hombre se encuentra el sistema económico que rige su vida. Este incluye todo tipo de comercio, mercados, relaciones con el estado u organismos reguladores, intercambios entre particulares, etcétera.

El sistema económico mundial, al igual que el ser humano, es un sistema tremendamente complejo. También es un sistema caótico, basado en el comportamiento humano y por lo tanto, totalmente impredecible tanto a corto como a largo plazo. La muestra está en que los mayores bancos de inversión del mundo gastan cantidades ingentes de dinero en algoritmos para predecir hacia a dónde irá el mercado y fallan más que una escopeta de feria.

Resultaría demasiado complicado, por no decir imposible, comprender cómo funciona la economía global. Más aún en la época en la que vivimos, cuando cada segundo se intercambia una cantidad enorme de información en forma de bits.

Esa información, en su mayoría (y de momento) proviene de seres humanos, cada uno, en su complejidad,  con sus sesgos y heurísticos y, como tal, está totalmente supeditada a un sinfín de sistemas complejos incontrolables.

Ante tal complejidad que se escapa a nuestro entendimiento, y nuevamente intentando buscar esa certidumbre a la que agarrarnos en un océano de ignorancia, nos es mucho más fácil imaginar que hay un grupo de multimillonarios que mueven los hilos detrás del escenario, que controlan los medios de comunicación y que fomentan guerras para enriquecerse. Casi siempre, esto es una fantasía sin fundamento, destacando las palabras casi siempre.

 El mundo contemporáneo es demasiado complicado no solo para nuestro sentido de la justicia, sino también para nuestras capacidades de gestión.Rudy Rucker dice nuestro método de predicción implica una simulación mental de nuestra propia persona, construyéndose así un modelo mental  que genera sus resultados a menor velocidad que uno mismo y no podemos encaramarnos sobre nuestros propios hombros.[xi]

Nadie (incluyendo multimillonarios, la CIA, los francmasones, los sabios de Sión…) comprende bien lo que ocurre en el planeta de modo quenadie es capaz de mover efectivamente los hilos. [xii] Y por supuesto, ningún ordenador cuántico va a desarrollar un algoritmo capaz de predecir el comportamiento humano. La aceptación de que nos es imposible predecir hacia a dónde va el mundo e igualmente controlarlo, puede constituir un motivo de liberación y paz interior.

Las teorías de la conspiración cubren diferentes requerimientos. Ante la necesidad acuciante de  entender nuestro entorno, esas teorías ofrecen explicaciones para cosas que no entendemos, con el aliciente de que no son falsables con facilidad, con lo cual, son idóneas para nuestro sesgo de confirmación.

Del mismo modo, estas teorías te hacen sentir parte de otro club. El club de la gente lista, de la gente despierta, que no se deja engañar por las elites, muy diferente la masa aborregada que no ve más allá de sus propias narices. En esta falsa ilusión de  control donde  tiendes a olvidar que  estás cayendo en tus propios sesgos,  porque reduces la disonancia entre cómo debería ser el mundo y cómo es en realidad. [xiii]

Sé que es mucho más fácil creer que tu vida no es lo que tú querrías porque hay poderes ocultos que conspiran contra ti. Sé que es mucho más complicado aceptar que las cosas son así por una serie de factores complejos entrelazados, muchos de los cuales ni controlas ni comprendes.[xiv] Pero cuando escuches una teoría de estas, piensa en los incentivos que hay detrás. Piensa que es mucho más fácil venderle a la gente noticias negativas o sumirlos permanentemente en un estado de miedo constante. Piensa que cada click que haces en una de esas noticias, página web o vídeo, se traduce en dinero para su creador. Ese es el incentivo perverso.

Una de las ideas comunes cuando hablamos de teoría de la conspiración es la pomposa frase de “el nuevo orden mundial”. Personalmente le cambiaría el nombre por otro más adecuado como, por ejemplo “el cíclico orden mundial” o “el más de lo mismo orden mundial” haciendo referencia a que todos los puntos de esta teoría, como la eliminación de la familia, el culto al estado, la supresión de la religiosidad o la anulación del individuo como ser individual es a lo que han aspirado, como hemos visto,  todo tipo de tiranos y autócratas a lo largo de la historia de la humanidad.

Ya a finales del siglo XII Gengis Kan y su ejército,  instintivamente sabían que para construir grandes imperios primero debían dispersar a los pueblos sometidos a través del territorio mongol. Con ello debilitaban los lazos lingüísticos, familiares e identitarios y eso contribuía al proceso de asimilación. Incluso introdujeron nuevos nombres que venían a sustituir etiquetas éticas para subrayar la nueva forma de hacer las cosas.

Engels en el origen de la familia, la propiedad y el estado, dice que la familia es la derrota del sexo femenino y que la victoria del comunismo será un retorno al feminismo,  donde en lugar de monogamia impuesta habrá relaciones más espontáneas.

La familia fue el primer escenario al que los bolcheviques dirigieron su lucha. En su mundo ideal, la familia  era perjudicial para la sociedad porque miraba dentro de sí misma y era conservadora. Un bastión para la religiosidad, la superstición, la ignorancia y prejuicio y alentaba el egoísmo y  la codicia material oprimiendo a mujeres y niños. Los bolcheviques esperaban que la familia fuera sustituida por el estado, como responsable de todas las funciones básicas del hogar. De ese modo, la mujer se vería liberada del hogar (pasando a trabajar en las fábricas como una más) y el matrimonio patriarcal sería reemplazado por uniones amorosas libres. Aspiraban a una sociedad donde todo era compartido por los habitantes, incluso la ropa y la ropa interior.[xv]

Eliminada esa influencia de la iglesia sobre el matrimonio, el divorcio sería un mero trámite, lo que provocó que el índice de divorcios fuera el más alto a nivel mundial en esa época.

Muchos bolcheviques abrazaban la libertad sexual como la pura esencia de la “modernidad soviética”.

El culto a las posesiones era algo que esclavizaba a la gente y por ello, el estilo de vida simple era la manera de liberarse de la sociedad burguesa. Tanto consiguieron liberarse de la sociedad burguesa y tan simple se volvió su estilo de vida, que nadie tenía nada. Pero eso ya lo vimos.

Al igual que en la novela de Ayn Rand la palabra yo debía desaparecer del vocabulario, viéndose sustituida por nosotros, en Rusia  desde la más tierna infancia se invitaba a los niños a redactar denuncias contra sus compañeros e incluso se celebraban juicios en el aula (lo que en los años del Gran Terror sería una norma en la vida adulta,  junto con las detenciones y asesinatos totalmente aleatorios)

Una década después el discurso cambió. Stalin se dio cuenta que alentando los divorcios y destruyendo la familia, la gente no tenía hijos y, en consecuencia, ponía en jaque la provisión de mano de obra y poderío militar del futuro. A parte de ello, con los divorcios había proliferado el abandono infantil cuyas consecuencias debía afrontar el estado.

A partir de ese momento la vida privada más allá del control del estado fue promovida activamente. El matrimonio se convirtió en una ceremonia glamurosa  y el régimen promovía el retorno al hogar y las relaciones familiares tradicionales. Se elevaron sustancialmente las tasas y los requisitos del divorcio, aumentaron los subsidios por hijo y se favoreció el retorno a las conductas sexuales más conservadoras. Incluso después de 1944 se devolvieron las costumbres religiosas y volvieron a bautizar a los niños. [xvi]

Las  ideas conspiranoicas en torno la familia, el fomento del ciudadano delator, la sexualidad, o el ataque a la religiosidad de las personas parece que  no son nada nuevas. Lo único que nos ayudará a cambiar la ignorancia por lucidez será el conocimiento de la historia. Si estudiamos el pasado, podremos identificar todas estas cantinelas de los testigos del nuevo orden mundial o el ulular de los fanáticos.

Seguramente no podemos alcanzar una racionalidad perfecta, porque nuestra capacidad sensorial es limitada y no podemos percibir todo lo que nos rodea. Nuestra atención es finita y sentimos emociones que modifican nuestra conducta.

Habrá veces que caigamos en informaciones sesgadas de manera inevitable o que saquemos conclusiones incorrectas. Tener sesgos, fiarnos de los heurísticos o mantener nuestras ideas a toda costa nos convierte en humanos. Si no, seríamos como robots lógicos mucho más parecidos los unos a los otros. Aceptar la existencia de estos sesgos, tanto propios como ajenos es lo que nos convierte en mejores humanos.

Aprendamos a aceptar la aleatoriedad y la no linealidad[xvii] de los sucesos. Aprendamos a beneficiarnos de esa aleatoriedad, como dice Taleb en su obra, en lugar de refugiarnos en la seguridad de los rincones de nuestro cerebro. Aprendamos a beneficiarnos de la volatilidad y la variabilidad, en lugar de buscar seguridad y certidumbre.

La aleatoriedad es la responsable de que la vida sea ingobernable. Más allá de procurarnos algunos niveles básicos de bienestar o de intentar favorecer a que la suerte vaya en la dirección que queremos, empeñarnos en controlarla es declararle la guerra a la realidad. [xviii]

Aquél que dijo “más vale tener suerte que talento“, conocía la esencia de la vida. La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte. Asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control. En un partido hay momentos en que la pelota golpea con el borde de la red, y durante una fracción de segundo puede seguir hacia delante o hacia detrás. Con un poco de suerte sigue hacia delante y ganas, o no lo hace y pierdes.[xix]


[i] Fragmento de Leviatán, de Thomas Hobbes

[ii] Váquez, M (2021) Saludable Mente. Hábitos para optimizar tu cerebro y mejorar tu salud a cualquier edad. Grijalbo

[iii] Harari Y.N. (2018) 21 lecciones para el siglo XXI. Debate

[iv] Nogueras, R. (2020) Por qué creemos en mierdas. Cómo nos engañamos a nosotros mismos. Kailas

[v] Taleb, N (2019) Jugarse la piel. Asimetrías ocultas en la vida cotidiana. Planeta

[vi] Taleb, N (2019) Jugarse la piel. Asimetrías ocultas en la vida cotidiana. Planeta

[vii] Haidt, J. (2019) La mente de los justos. Por qué la política y la religión dividen a la gente sensata. Deusto

[viii] Zweig, S. (2012) El mundo de ayer. Memorias de un europeo. Ed. 1. Acantilado

[ix] Harari, Y.N (2014) Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad. Ed.1 Debate

[x] Ibíd.

[xi] Fragmento de Rusy Rucker en el libro “Este libro te hará más Inteligente” de John Brockman. Cuando dice el autor que no podemos encaramarnos sobre nuestros propios hombros hace referencia a la frase de Newton, ya utilizada en este libro, “subirse a hombros de gigantes” en el sentido de apalancarse en el conocimiento de otras personas

[xii] Harari Y.N. (2018) 21 lecciones para el siglo XXI. Debate

[xiii] Nogueras, R. (2020) Por qué creemos en mierdas. Cómo nos engañamos a nosotros mismos. Kailas

[xiv] Ibíd.

[xv] Figes, O. (2009) Los que susurran. La represión en la Rusia de Stalin. Editora y Distribuidora Hispano Americana S.A.

[xvi] Figes, O. (2009) Los que susurran. La represión en la Rusia de Stalin. Editora y Distribuidora Hispano Americana S.A.

[xvii] La no linealidad en palabras de Taleb se refiere por ejemplo que al duplicar la dosis de una medicación o el número de empleados de una fábrica, el efecto que obtenemos es mucho más del doble que el efecto inicial. Al aplicarlo a la vida se refiere a que los sucesos aleatorios e incontrolados, si sabemos aprovecharlos, pueden catapultarnos hacia un éxito, no en línea recta sino en parábola.

[xviii] Podcast Kaizen – Jaime Rodríguez de Santiago “#100 En busca de la felicidad”

[xix] ‘Match Point’ (2005). Woody Allen.

La personalidad y la sombra

El siguiente artículo es un fragmento de mi último libro Homo irrationalis

Cuando quieras ser religioso tendrás que abandonar todas las religiones, cuando quieras relacionarte con Dios, tendrás que abandonar todas las ideologías sobre Dios, cuando quieras saber quién eres, tendrás que abandonar todas las respuestas que te han dado. Tienes que quemar todo lo que te han prestado. Ni el Corán, ni el Dhammapada, ni la Biblia, ni el Talmud, ni el Gita te pueden proporcionar respuestas. Ninguna escritura sagrada puede hacer que alcances la verdad porque la verdad está en ti y es en tu interior donde la encontrarás. [i]

Nos pasamos la vida interpretado roles y estos roles se  convierten en la imagen que se espera de nosotros. Cada rol está asociado a un grupo, una vestimenta, una manera de hablar, o una preocupación. En realidad es un papel fácil de aprender e interpretar. Entonces nuestra identidad asumida pasa a formar parte de nuestra vida y comenzamos a identificarnos con ella.

Cuando alguien amenaza esta imagen que tenemos de nosotros mismos nuestro primer impulso es atacar. El ego herido nos induce a pelear y discutir si decidimos enfrentarnos o  retirarnos y deprimirnos  si optamos por la evasión.

Intentar conseguir una constante aprobación de la imagen que hemos elegido de nosotros mismos es una batalla perdida porque nuestro yo real no es lo que el ego finge ser. [ii] La búsqueda constante del siguiente elemento que complete nuestra felicidad con la esperanza que los demás completen nuestro ego nos hará constantemente infelices. [iii]

Los demás raramente aprobarán tu ego porque bastante tienen con estar constantemente intentando aprobar el suyo propio. La supervivencia de su ego depende de la comparación con el tuyo y para que ellos tengan razón tú tienes que estar equivocado. Si tú eres menos ellos son más y viceversa.

¿Te ha pasado alguna vez que alguien al que consideras tu amigo te deja tirado cuando realmente lo necesitas y, en cambio, alguien que acabas de conocer se desvive para ayudarte en un momento puntual? Es precisamente por esto. Un amigo desea tu bienestar siempre y cuando ese bienestar sea menor que el suyo. Cada vez que un amigo tiene éxito, muero un poco, dijo Gore Vidal.

Te contaré una anécdota personal. Cuando a mi mujer le quedaba un mes para dar a luz tuvimos que hacer una mudanza. Antes de realizarla, unos amigos se habían ofrecido para ayudarnos, incluso nos ofrecieron su furgoneta para llevar de un solo viaje todas las cosas. A la hora de la verdad, ese deseo altruista de ayudarnos se convirtió en unas eternas excusas y los que realmente nos ayudaron fueron los del piso de al lado al que íbamos a vivir. Personas que no conocíamos de nada y que incluso nos ayudaron a transportar las cosas con su coche personal. Incluso a mi mujer la acogieron en su casa mientras el vecino me ayudaba a subir todo al piso.

 Desaprobar a otro es la forma más fácil de sentirse superior y con ello reforzar el ego. No es nada personal, simplemente tus amigos se valoran a sí mismos por encima de ti en una carrera en la que no hay forma de ganar. Es triste pero es así.

Cuando te identificas con la máscara de tu personaje, sentirás que estás haciendo un esfuerzo constante para obtener elogios para otro ser y la victoria dejará de tener sentido. Los demás no te aprobarán a ti sino a tu personaje y nunca vas a complacer a todos.

Por otro lado, nuestro ego también nos hace pasar por la vida con la sensación de que todo gira en torno a nosotros y que somos lo más importante que hay. Esto lo hacemos para evitar pensar que en realidad somos uno más, como los millones que pueblan el planeta. Alguien importante para ti pero solo eres personaje secundario en la vida de los demás. Alguien que forma parte de una intrincada red de conexiones que se extiende a lo largo de millones de vidas y épocas. Una red que somos incapaces de comprender y donde la mayor parte de lo que sucede a nuestro alrededor no tiene nada que ver con nosotros. De los miles de millones de estrellas que componen el cielo nocturno tu solo eres una, nada más. Nunca lo olvides.

 Hipócrates confundió el temperamento con la personalidad y teorizó que los comportamientos humanos se deben a los fluidos o humores  del cuerpo y en función de estos el sujeto desarrollaría un comportamiento u otro. Para el griego, el cuerpo estaba compuesto por cuatro sustancias básicas y el equilibrio o equilibrio de estas, determinaban la salud del cuerpo. Estos humores correspondían con los cuatro elementos (aire, fuego, tierra y agua).

Unos siglos más adelante, Galeno, el médico privado del emperador Marco Aurelio, extendió la teoría de los humores no solo a la salud del cuerpo sino a las tendencias de su conducta y su salud mental. En su ideario, el desequilibrio de estos humores influía en el modo en que pensamos, sentimos y actuamos. De este modo, una persona que en su organismo predominase la bilis negra[iv] desarrollaría una personalidad melancólica con tendencia a la tristeza mientas que si predominaba la flema, se caracterizaría por un análisis racional de las situaciones. Esta teoría, nacida de Hipócrates y desarrollada por Galeno permaneció vigente hasta prácticamente el Renacimiento y sirvió de base a otros teóricos de la personalidad posteriores como Hans Eysench. El psicólogo alemán estipuló que diferentes factores genéticos y ambientales determinaban la conducta. Como conclusión, también identificó tres dimensiones independientes de la personalidad, el neuroticismo, la extraversión y el psicoticismo.

Por esa misma época, más o menos, Sigmund Freud llevó a cabo la primera teoría integral de la personalidad que pretendía explicar, a su manera, una amplia variedad de comportamientos, tanto normales como anormales haciéndolos encajar en cinco grupos concretos. [v]* Es el último de estos modelos, el modelo estructural, el que separa la mente en tres instancias, el Ello, o la parte primitiva cuyo propósito es satisfacer los instintos primarios, el Yo, que actúa de intermediario entre el Ello y el Superyó y el Superyó, que representa la parte racional. Teoría copiada casi de manera literal de la alegoría  del carro de Platón.

A partir de entonces surgieron nuevas teorías de la personalidad como la de, por ejemplo, su discípulo Carl Jung que habla de hasta ocho tipos de personalidad. [vi]*

Todas estas teorías de la personalidad tienen un nexo de unión y es que, en todas ellas, hay una parte visible, la máscara, y otra interna que solo vamos a conocer nosotros y que también es parte de quienes somos por mucho que queramos esconderla.

Aquí es cuando llega la paradoja. Si la máscara la has creado en función de lo que los demás esperan de ti, tú no eres esa máscara, pero tampoco eres el ser oscuro que se esconde detrás de ella  porque nunca actúas como ese ser oscuro quisiera actuar. Eso nos lleva a la conclusión de que, en realidad, somos todos unos hipócritas que se pasan la vida intentando contener al dragón que llevamos dentro para que los demás no tengan nada que reprocharnos. [vii]

Hipócratas, curiosa palabra. Hipocresía deriva de las voces griegas   hypo que significa máscara y crytes que significa respuesta,  por lo que la palabra significaría responder con máscaras. Los hipócritas exhiben comportamientos y defienden comportamientos morales en los que en realidad no creen y que lo hacen para engañar o manipular a otros, es decir, la realidad de la vida misma. [viii]

A menudo tendemos a juzgar las acciones de otras personas con más dureza que a nosotros mismos por la realización de esas mismas acciones. Este comportamiento es un mecanismo de defensa que nos protege del daño y forma parte del proceso de crecer porque, las personas no nacemos sabiendo cuál es nuestra máscara. La personalidad que alguien adopta se aprende durante un periodo de tiempo tan dilatado que a veces dura toda la vida y proviene de verse a sí mismo actuar bajo diferentes contextos por medio de un doloroso y continuo proceso de ensayo y error.

Mediante este proceso, nos convertimos en seres modelados por las diversas fuerzas que hallamos en el curso de nuestra vida. Nos volvemos productos, como un móvil o un coche. El producto de nuestra cultura, de las sensaciones y recompensas tradicionales del medio social que, mediante privilegios o privaciones, nos ha convertido en lo que somos.[ix]

A veces, las personas, intentamos modelar la máscara para convertirnos en las personas que queremos ser. De vez en cuando todos fingimos un poco por empatía o por consideración a los sentimientos de otra persona. Imagínate, por ejemplo, una persona que te está enseñando con gran ilusión ese coche para el que ha ahorrado durante largo tiempo y que para ti a lo mejor solo es un coche viejo y feo y aun así finges para no herir sus sentimientos.  Eso es algo bueno, pero hay que saber dónde trazar la línea sobre la que no se debe cruzar. Nunca sacrifiques quién eres por el bien de las relaciones sociales ni permitas que los demás te traten de una manera que te hace estar incómodo. Eso significaría que estás tratando de encajar con las personas equivocadas.

Si siempre ocultas lo que sientes en realidad y pretendes ser alguien que en realidad no eres, pondrás un freno importante en tus relaciones sociales y nunca entablarás una amistad genuina con nadie.

            Vive de tal manera que no te confíes a ti nada que no puedas confiar incluso a tu enemigo. Pero ya que sobrevienen ciertas situaciones que por costumbre se mantienen en secreto, comparte con tu amigo todas tus cuitas, todos tus pensamientos. Le harás fiel si le consideras fiel. Algunos cuentan a quienes les salen al paso solo a lo que los amigos debe confiarse. Otros, por el contrario, se resisten a la confidencia incluso con los más queridos. Ni lo uno ni lo otro ha de hacerse, pues ambas cosas son defectuosas[x], escribe Séneca

En el capítulo relacionado con la mentira, te hablé de debes ser consciente de que todo el mundo miente pero si hay un hecho del que no podemos escapar es que, en lo más profundo de nuestro ser, permanece guarecido el más profundo de los mentirosos.  A la hora de llevar a cabo las interacciones con los demás, nuestro cerebro nos cuenta la más perversa de las mentiras a la hora de mostrar a los demás y a nosotros mismos quiénes somos.

¿Te has cruzado alguna vez con alguien que cuando lo conoces parece gentil y simpático pero  con el tiempo muestra un carácter al filo de lo agresivo? ¿O la típica persona que tiene una gran necesidad de diferenciarse de los demás pero que a medida que lo conoces te vas dando cuenta de lo mediocre que es? ¿O a la persona seria con la que vas un día de fiesta y acaba con la corbata atada por la cabeza, borracho y bailando encima de la barra? ¿Alguna vez te has sorprendido a ti mismo con alguna reacción brusca que revela un lado de tu carácter que no conocías?

Carl Jung llamó la sombra a ese lado oscuro que tienen las personas reprimido en lo más hondo de su mente. Aquello que la gente intenta negar  y reprimir de sí misma. Esta sombra está sepultada muy dentro de nosotros pero en momento de estrés o cuando aparecen inseguridades profundas emerge a la superficie. También tiende a salir a medida que envejecemos. Los jóvenes se sienten más tentados a cumplir los roles sociales. La necesidad de encajar en el grupo es una motivación primaria por lo que aprenden a aplastar y reprimir el lado oscuro de su personalidad. A medida que envejecemos nos cansamos de fingir y nos quitamos las máscaras.

Es un hecho comprobado que los seres humanos se sienten atraídos por películas y series  de asesinos en serie, villanos o cultos diabólicos. La cultura fomenta esas figuras porque son expresiones de nuestro lado oscuro.

Por otro lado, nos atraen los líderes que expresas la hostilidad y el rencor secreto que sentimos.  Idealizar a uno de estos individuos nos deja la libertad para actuar de formas de rechazaríamos de manera individual. Estos demagogos muestran el mundo de manera dicotómica, fomentan temores, inseguridades, deseos de venganza. Sentimientos escondidos durante tiempo pero que al calor del grupo pueden saltar en cualquier momento. Para protegernos de ello, el conocimiento sobre nosotros mismos nos permitirá encontrar la manera de integrar nuestro lado oscuro a nuestra conciencia de forma productiva.[xi] Cada uno de nosotros lleva consigo una sombra que entre menos encarne en su vida consciente, más oscura y densa será, escribe Carl Jung.

Siento si no te he dado una definición satisfactoria de quién eres, pero al menos ahora ya sabes quién no eres. A veces nuestro verdadero yo nos grita para que le demos lo que necesita, pero debajo de tanta máscara no somos capaces de oírlo. Si aprendemos a escuchar, si rasgamos el velo de malla, podremos darnos cuenta cómo poco a poco nos va llegando una voz, al principio tímida y que con el tiempo se irá intensificando. Algunos utilizan la meditación para conectarse con esa esencia interior mientras que otros la mantienen silenciada durante toda su vida mientras intentan satisfacer a su ego.

No busques fuera las respuestas a tus preguntas. No las vas a encontrar. Todo está dentro de ti. Me gustaría terminar este libro con una frase de Plotinio que resume la esencia del mismo. Dice así: si aún no ves tu propia belleza, haz como el escultor de una estatua: quita esto, raya eso, perfila aquello…Esto es, elimina todo lo superfluo y endereza lo que está oblicuo.


[i] El libro del Ego, de Osho

[ii] Ibíd.

[iii] Ibíd.

[iv] Relacionada con el elemento tierra

[v]  Topográfico, dinámico, económico, genético y estructural

[vi] Pensamiento introvertido, sentimental introvertido, sensación introvertido, intuitivo introvertido, pensamiento extrovertido, sentimental extrovertido, sensación extrovertido y intuitivo extrovertido

[vii] Las máscaras que nos habitan, de Fabian C. Barrio

[viii] Ibíd.

[ix] La evolución del hombre: la hipótesis del cazador, de Robert Ardrey

[x] Cartas a Lucilio n3,de séneca

[xi] Tratado sobre la naturaleza humana, de Robert Greene

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