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La otra historia del mundo

El siguiente artículo es un fragmento de mi libro Homo Irrationalis

Al principio del universo no había nada, solo un caos informe rodeaba toda la existencia. En una primera era de dieciocho mil años, ese caos fue equilibrándose en una especie de huevo cósmico donde las fuerzas del yin y del yang empezaron a equilibrarse. Tras ese ciclo, el huevo eclosionó y de él salió Pangu, un primitivo gigante velludo y vestido con pieles. ¿De donde eran las pieles si  todavía no existían los animales? pues a saber.

            Nada más nacer, Pangu se propuso la titánica tarea de crear el mundo y para ello, con un golpe seco de su hacha dividió las fuerzas del yin y el yang creando del yin la tierra y del yang el cielo. Dado que las dos fuerzas tendía a juntarse, para separarlas  permaneció empujando el cielo hacia arriba y la tierra hacia abajo mientas crecía a razón de 3.3 metros al día. Otros dieciocho mil años después, Pangu, como es lógico,  se sintió cansado y mandó bajar del cielo a los tres soberanos que pronto se convertirían en los primeros reyes. Luego, con la satisfacción del trabajo bien hecho,  se fue a descansar. Poco después, cuando empezaba a disfrutar de la jubilación, Pangu murió y su cuerpo se fue descomponiendo en las distintas partes que ahora forman el universo. De su aliento surgió el viento primaveral y las nubes, de su voz el trueno, de su ojo derecho el sol, del izquierdo la luna, de sus cuatro extremidades los puntos cardinales, de su sangre los ríos, de sus músculos las tierras fértiles, de su cabello las estrellas y la vía láctea, de sus huesos los minerales y de su sudor la lluvia. Las pequeñas criaturas que poblaban su cuerpo, como los piojos y las pulgas, llevadas por el viento, se convirtieron en los seres vivos y se esparcieron por el mundo dando lugar al inicio de los tiempos.

            Los humanos, recientemente creados se fueron agrupando en Zhongguó, la Tierra Central, país que era el centro geográfico de la tierra y que posteriormente pasaría a conocerse como China.

            Los tres soberanos enviados por Pangu eran Fuxi, Nuwa y Shennong y a ellos se les atribuye la invención de cosas tan importantes como la escritura, la pesca, la caza o la cocina.

            A Nuwa se le atribuye la propia creación de los seres humanos. Cuenta la leyenda que comenzó a crearlos en arcilla amarilla esculpiéndolos uno a uno a su propia imagen, pero pronto se dio cuenta de que esa tarea le llevaría mucho tiempo. Entonces introdujo la arcilla en una cuerda que movida rápidamente desprendería gotas y cada una de ellas se convertiría en un ser humano distinto. Estos seres humanos conformarían el pueblo mientras que los primeros, hechos a mano, serían la nobleza. A Nuwa también se le atribuye el desarrollo de la medicina tradicional China.

            Observado Fuxi como entre esos primeros hombres reinaba el caos, sin ningún tipo de orden moral, decidió organizar su modo de vida y estableció un sistema de gobierno, enseñando a los chinos a criar ganado y a crear símblos para generar registros. 

            A estos tres soberanos le siguieron los Cinco Emperadores siendo el más importante de ellos el Emperador Amarillo, a pesar de que no existe rastro arqueológico alguno de su existencia. Su nombre fue Huang Ti y se le atribuye la invención de la confección de ropa, el arte de fabricar barcos, los vehículos terrestres como el coche de caballos, la construcción de casas, el arco y las flechas, el compás, etcétera. Fue en su época cuando se desarrolló la escritura china y también la medicina. Para situarnos en el tiempo, estamos hablando de 25 siglos antes del nacimiento de Jesús.

            En estas leyendas vemos como se va perfilando el ideal del estado en China. Un estado imperial, centralizado y con una organización capaz de dirigirlo todo a través del emperador, que con el llamado mandato del cielo[i] está legitimado para gobernar.  

            Tras estos cinco emperadores, comenzaría la  dinastía Xia, primera monarquía hereditaria de la  historia china que comenzó a definir poco a poco las fronteras de lo que luego sería China. Durante este periodo, entre otras cosas, se creó el cómputo anual dividido en doce meses según la posición relativa de la Osa Mayor, así como la determinación de las labores agrícolas  y otras actividades políticas más convenientes para cada mes.

La mayoría de los libros occidentales que abordan la historia del mundo tienden a olvidar una parte del mismo. Los historiadores suelen empezar por Mesopotamia y continuar hacia occidente, obviando que mientras entorno al Tigris y al Eufrates se estaban desarrollando las primeras sociedades agrícolas, al otro lado del planeta estaba sucediendo lo mismo.

Hace unos diez mil años, se empezó a cultivar arroz en la cuenca del Yangtsé y poco después mijo en el norte de la provincia de Henan. Dos mil años después, las culturas del valle del río Amarillo empezaron a hacerse sedentarias y luego comenzó la domesticación de los animales dando comienzo a lo que conocemos actualmente como civilización china.

            Cuando algunas tribus nómadas se asentaron en un lugar determinado y domesticaron plantas y animales,  los pastores nómadas vieron un suculento botín en esos primeros asentamientos,  lo que ocasionó una serie de luchas intestinas que permanecerían constantes en la historia de la China imperial. Los nómadas necesitaban obtener productos agrícolas para garantizar su supervivencia y  esto los obligaba a relacionarse de manera forzosa con sus despreciados vecinos sedentarios. Para ello tenían dos opciones, comerciaban con ellos o, dado que la elevada mortandad del ganado no les dejaba mucho excedente para comerciar, obtener lo que buscaban de manera violenta mediante la conquista o la extorsión a través de políticas de terrorismo fronterizo. Esto llevó a que los agricultores sedentarios se viesen constantemente expuestos a los ataques nómada, más acostumbrados a la guerra, viéndose obligados a erigir fortificaciones lineales como por ejemplo La Gran Muralla, un conjunto de murallas construidas y ampliamente reformadas durante casi dos milenios por diferentes estados sedentarios.

            Estas guerras se prolongarían durante siglos dando lugar a diferentes dinastías. Ya en el siglo XIII, el conquistador mongol Gengis Khan, conocido por unificar las tribus nómadas de la estepa euroasiática, dirigió sus ataques contra Xia Xia y el Imperio Jurchen precisamente para extraer los productos y alimentos que necesitaba para mantener su estructura imperial recién creada. Puesto que los sedentarios se negaban a aceptar la extorsión, solo le quedaba la opción de la guerra y de ese modo, hacerse con todo el norte de China.

            Como vemos, conflicto entre pastores nómadas y tribus sedentarias estuvo profundamente arraigado en el mundo antiguo. El mito de Caín y Abel donde un pastor asesina a un agricultor porque envidia su modo de vida y su producción tiene su origen en estas luchas ancestrales.  Incluso más atrás, en la versión sumeria del mito es Elam quien ataca a Sumer. En todo caso, el agricultor sedentario venció al nómada, lo que dio lugar a la Revolución Neolítica en la que las frágiles chozas poco a poco se fueron convirtiendo en viviendas estables agrupadas en aldeas formando lo que se conoce como las primeras ciudades estado.

***

            De la misma manera que olvidamos que en la parte oriental del mundo también se desarrollo una civilización, tendemos a pensar erróneamente en occidente que los grandes inventos de la humanidad se atribuyen a esta parte del mundo mientras el resto simplemente se benefició de ellos. Lo cierto es que, por ejemplo, ya en la dinastía Shang, que comenzó en el 1600 antes de Cristo, se desarrolló la escritura e incluso usaban el pincel y la tinta para escribir sobre tiras de bambú. Las herramientas de hierro que reemplazaron a las de piedra y madera alcanzaron un gran avance en China mucho antes que en Europa donde el hierro forjado se utilizó siglos después. En el siglo V antes de Cristo en China empezaron a utilizarse varios tipos de moneda como tipo de cambio. Incluso un humanismo incipiente donde hubo una separación entre lo humano y lo divino surgió en las dinastías Shang y Zhou. Posteriormente, el Daoísmo señalaría que el ser humano no es el centro del universo y que el orden cósmico no es la extensión del orden humano. Ideas  que en Europa no llegarían hasta el Renacimiento.

            En la dinastía Song, que comienza en el 960 después de Cristo se desarrolló la imprenta  y, de ese modo, se dieron a conocer los textos escritos. Eso dio lugar a la aparición de tratados y enciclopedias de diversos temas y la proliferación de bibliotecas tanto oficiales como particulares. Hacia el siglo X, la imprenta ya se usaba de manera generalizada en China, cinco siglos antes de que Gutenberg la “inventara” en Europa.

            Hacia el siglo XII, las técnicas de navegación y la construcción de barcos estaba más desarrollada que en viejo continente e incluso utilizaban la brújula varias décadas antes de que se conociese en occidente. El desarrollo de la cartografía, libre de influencias religiosas impuestas por el cristianismo, también era mucho más preciso que su homónimo europeo.

            Respecto a la medicina, los chinos curaron enfermedades infecciosas mucho antes que en occidente e incluso trataron enfermedades psiquiátricas mientras los europeos pensaban que se trataba de espíritus malignos. Durante la dinastía Shang los chinos ya conocían los microorganismos en la sangre y los parásitos de los intestinos. Estamos hablando de mil años antes de la aparición del microscopio. Y al objeto de prevenir enfermedades como la viruela, los chinos ya practicaban la vacuna antivariólica  muchos siglos antes de que Edward Jenner demostrase su eficacia bien entrado el siglo XVIII.

            Los chinos tenían un elevado nivel de higiene personal y salud pública, recomendado para acabar con las plagas bañarse a menudo y lavarse las manos antes de comer. La descripción de la circulación de la sangre en el cuerpo humano como un circuito cerrado tuvo lugar por lo menos mil quinientos años antes de Willian Harvey, describiendo los chinos dos tipos de sangre, la sangre yin, de color oscuro y la sangre yang, de color claro.

            La anestesia se utilizó en cirugía dos mil años antes que en occidente por Hua Tuo, contemporáneo de Galeno. Hua Tuo también ideo un sistema de ejercicios de Chi-Kung llamado el juego de los cinco animales.

            La medicina china llegó a la india e incluso a los árabes, que luego se encargaron de difundirla en Europa. Y mientras Europa era saqueada por los bárbaros, los chinos disfrutaban de medidas sanitarias envidiables como el tratamiento de aguas residuales y el alcantarillado, condiciones de salubridad y barrenderos públicos.

            China tuvo una influencia enorme en Corea y viceversa donde el intercambio cultural fue prácticamente continuo y,  precisamente desde Corea, los pueblos nómadas entraron en Japón. Estos pueblos formaron la cultura Jōmon, que debe su nombre a una alfarería llamada de igual manera,  ya que en Japón la artesanía vino mucho antes que la agricultura y en el caso de la cerámica podríamos hablar de cierta sofisticación y complejidad en su decoración.

            Tras las primeras dinastías, en China se produjo el accidentado periodo de los reinos combatientes donde, como su propio nombre indica y durante siete siglos, las siete zonas de mayor influencia se disputaron la hegemonía, resultando vencedor el reino Quin. Tras ello China se unificó en 211 antes de Cristo dando como resultado lo que podríamos considerar el primer estado. Los emperadores de la dinastía Quin presionaron a sus vecinos cercanos y se produjo una emigración enorme de coreanos hacia Japón donde introdujeron técnicas de cultivo y modos de vida que darían lugar posteriormente a la cultura yayoi. La influencia de China también influenció notablemente la cultura japonesa apareciendo los primeros escritos en torno al siglo V y VI antes de Cristo.

            La filosofía china también tuvo gran influencia en el mundo antiguo. Por la ruta de la seda, que eran una especie de autopistas que conectaban todo el mundo conocido, aparte de mercaderías circulaban todo tipo de ideas. De ese modo se fueron expandiendo sistemas de pensamiento y religiones como el Budismo o, en menor medida el cristianismo y el Islam por oriente.

            El filósofo griego Heráclito, que vivió más o menos en torno al 500 antes de Cristo, influenciado probablemente por Zaratustra y este a su vez por los Chinos, estableció que la mejor de las tramas se forma con los opuestos y todas las cosas surgen de la contienda, entendiendo por los opuestos la contraposición de fuerzas entre en yin y el yang. En este aspecto, Pitágoras también aprendió la teoría de los opuestos de Zaratustra cuando decía que todo se genera del choque entre las fuerzas del Bien y del Mal, con las primeras se encuentran la Luz  y el hombre, con las segundas las Tinieblas y la Mujer. Cabe mencionar que aunque hubo algunos nexos de unión, ambas filosofías se desarrollaron por su cuenta. Por ejemplo, la astronomía y la cosmología griegas y chinas arrojaron ciertas diferencias fundamentales en los problemas que se consideraban importantes.

            He empezado este libro explicando, no por casualidad, como utilizando el yin y el yang Pangu creó el mundo según el mito chino. El ying y el yang representan la armonía y el equilibrio entre dos elementos contrapuestos. De acuerdo con esta idea, cada ser, objeto o pensamiento tiene dentro de sí mismo a su complementario por lo que nada existe en estado puro, sino que todo es una continua transformación. Por ende, la teoría del yin y yang nos dice que todo se transforma y complementa para estar siempre en la búsqueda de un equilibrio perfecto. De este modo, el universo puede existir con armonía.


[i] El mandato del cielo bendecía al gobernante. Fue un sistema hereditario entre padres e hijos pero nunca entre madre e hijas.

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